César Rito Salinas
Margo Glantz dice, “los recuerdos son inventados”. Creo fervientemente que en esa reinvención del pasado están los poemas, un apropiarse de las letras para darle cuerpo a las propias palabras partir del olvido y la exclusión, con intensión de integrar el cuerpo con algo antes dicho, escrito.
El reproductor de canciones relumbra en el piso de la biblioteca. Losetas con ilustraciones que semejan madera.
El cable de los audífonos se distingue entre la tela amarilla del sofá, como serpiente en el Paraíso que asciende hasta el sitio donde una mujer lee un libro de pasta amarilla, Marienbad eléctrico.
En el pequeño dispositivo suena la canción Dos gardenias, con Ibrahím Ferrer. (En el texto el autor marca que se escucha la voz de Ibrahím, pero esto la lectora sólo lo imagina.)
El verdadero poema ocurre cuando la escritura te cambia la vida, como lo pedía Rimbaud, Marx, Bretón y su manifiesto surrealista donde retoma muchas ideas de los dos primeros. Arthur Miller, en los 30 del siglo pasado desafiaba a los escritores que vivían “en su torre de marfil” en los encantadores años 20 en Norteamérica.
En aquellos años la idea del artista como activista era nueva, nada había ofrecido el capitalismo y eran muchas las expectativas que levantaba el socialismo. Ni el pasado ni sus héroes deben alejarnos de aplicar pensamiento y sensibilidad sobre la cuestión social.
Esta pieza, Instalación del solo conversa con la obra de Enrique-Vila Matas en su Mariembad eléctrico, el estadio ideal de la obra literaria es el diálogo donde se incluyan las voces de los lectores. Vila-Matas anda tras los pasos de Rimbaud, aquella parte del texto “Después del diluvio”, un fragmento de Iluminaciones y de una solución literaria donde a partir de la memoria como recurso narrativo reinventa el presente, la memoria del individuo; en esta pieza, Habitación del solo (a manera de la habitación del Splendide Hotel, en Rimbaud), voy tras los pasos de José Revueltas por el Istmo de Tehuantepec, lo ubico en el puerto de Salina Cruz, dentro de una cantina, La Zona Fría, en un periodo concreto y real de nuestra historia, los 50, cuando un escritor comunista, crítico del Partido Comunista Mexicano, preso en varias ocasiones por sus ideas políticos, expulsado del cielo de las letras nacionales, que naciera en 1914, año en que nació Octavio Paz, Efraín Huerta y en la Argentina, Julio Cortázar, peleaba a muerte con los artistas oficiales, habitó en el auditorio Che Guevara durante el movimiento estudiantil del 68, el mismo José Revueltas que acudió a todos los sitios de la República mexicana donde se necesitaba la organización popular ante la injusticia del poder.
¿Cuál es la intención del poema Instalación del solo? Revalorar vigencia entre el pensamiento opositor y la imaginación, la memoria inventada y la modernidad literaria. Todos peleamos de alguna forma por cierta modernidad entre las letras del siglo XXI, pero los problemas sociales siguen y el abandono, este atraso impide la circulación de ideas, los libros, la comunicación. No podemos negarnos a verlo. Sostengo que habrá que intervenir el tiempo con nuestro trabajo, para acortar la distancia de convivencia entre una comunidad abandonad por la política y las ideas que hacen la literatura.
La imagen del escritor activista ya no es nueva en nuestro tiempo, sigue vigente aunque ya no tengan respuestas para el individuo tanto el capitalismo como el socialismo y el panteón de los héroes esté clausurado.
Más allá de posturas estéticas o consideraciones creativas, políticas, influencias artísticas, se obliga la participación. Esto quiere decir en colectivo, la acción de un colectivo. La propuesta en la noche de la lectura será una y solo una: sacar a la poesía de las páginas del libro, ponerla en el patio de un vecino.
Eso es lo que nos corresponde, individual y colectivamente. Lo colectivo. Y poner de nuevo en circulación a los escritores comunistas, José Revueltas, que desde el conflicto social del siglo pasado levantaron su obra (una estética) y empatarlos con la expresión literaria de nuestro tiempo. La nueva escritura requiere un hombre nuevo. No está peleada la búsqueda de nuevas soluciones, el nuevo canon, como es el caso de Vila-Matas y su Marienbad eléctrico con el compromiso social, la idea de cambio, y ésta con el ánimo que obsesiona a todos quienes hacemos literatura en este país, la modernidad, el diálogo de nuestras creaciones con el mundo.
El punto es este: actualmente el escritor proporciona básicamente la imagen de entretenimiento y no el trabajo de alguien que se asocia para reconstruir la humanidad.