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viernes, noviembre 22, 2024

Malentendidos, homenaje a Luis Goytisolo

Reportajes

Por César Rito Salinas

En nuestra memoria están los malentendidos; no obstante, por corrección política, los hacemos pasar por “lecturas”, el proceso del conocimiento.
Los malentendidos nos conducen al ridículo, al chiste. Los escritores canónicos utilizan este tipo de solución. Stendhal, Borges, Rulfo. Muchos. En algunos de sus trabajos desarrollan escenas con malentendido, disparates.
Que mira que bien pensado el malentendido es la lengua de la emoción, los sentimientos. Puestos a dar ejemplos que vengan de nuestra vida cotidiana, tendremos más de un recuerdo donde llegamos a contar con grandes experiencias que se originan en el disparate.
En la política, el comercio, la religión.
Hay tantos.
Pondré tres ejemplos.
Uno
Fue antes del auge del mezcal, en los tiempos en que el trago no era Don Mezcal ni existían las degustaciones del Meque. Cuando el marrito era territorio ilustrado de la trastienda, bebida hecha para paladares exquisitos del Escuadrón de la Muerte, Dajandra me presentó a Rentería en Huatulco, -las letras llegaron del mar- en uno de aquellos Encuentros Eculturísticos, que organizó el gallego y su mujer, Lorena, donde acudieron la pura tropa pesada. Entre ellos, José Agustín, Fadanelli y una bola de hambrientos de alcohol, borrachos todos, mentes piradas que amanecieron un día en la rada de Santa Cruz, Huatulco, dispuestos a beberse el mar de un solo buche. Aún no se hablaba del mezcal,
Dos
Juárez llegó al parque central de aquella ciudad, llevaba lentes oscuros, carmín en los labios, blusa escotada. Junto a la estatua del héroe, un tal Porfirio Díaz, bronce repleto con la cagada de las palomas, puso su mejor sonrisa de indio bueno. Se compuso el copete ensalivado y se dispuso a esperar cliente.
Tres
Me mandaron a reparar la gaveta del escritorio, que a todas horas se carcajeaba como un ebrio.

Decía el maestro José Emilio Pachwco que la poesía es la forma de escribir aquello que se quiere escribir, porque la escritura oculta bajo su forma de letras las intenciones del decir. Y digo sí, en la tontería se plasma ese momento sin sentido que retoma el oyente y arma el sentido de lo escrito. ¿Usted qué piensa?
El novelista Luis Goytisolo se hizo célebre por sus trabajos donde aparece en sinsentido, el abismo del lenguaje que nos lleva a reír y llorar, ambas expresiones a un solo tiempo, algo en verdad difícil de manifestar.

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