César Rito Salinas
Panteón del puerto. Lorenzo Campos, mayo 2 de 1905, recuerdo de su esposa e hijos. Muertos eternos. Muertos entre cruces de flores.
Muertos sin una veladora que los alumbre en las tinieblas que pueblan Muertos hará tanto tiempo. Muertos flores.
Muertos fruto puesto a madurar al sol por manos amigas, vecinas, familiares. Muertos árbol de ciruelo sin hojas. Muertos ciruela verde para comer con sal picante y limón en una mañana de domingo.
Muerto flor de tulipán color rojo encendido, como el carmín de tus labios. Muertos con lápidas verdes. Muertos con lápidas negras. Muertos con lápidas blancas. Muertos que llevan en su sepulcro el color de la esperanza en la resurrección eterna.
Salitre. El sarro carcome el acero con que son forjadas las cruces que acompañan las sepulturas. Es necesario darle un tratamiento especial a este acero para que resista tiempo, sol y viento. Protegerlo del salitre como se hace con los cascos de los navíos. Carenarlos. Con esa salinidad sólo la arena sobrevive a la arena.
Un niño. La tumba del niño semeja la torre de un viejo castillo caído en manos del enemigo. El material con que construyeron la tumba del niño está hecho de una piedra resistente que soporta sol, lluvia, sal, viento. Niño Álvaro Mendoza, nació el 16 de enero de 1925, falleció el 9 de mayo de 1926. La tumba del niño es un viejo castillo tomado por manos enemigas.
Una niña. Una flor blanca adorna la sepultura de la niña. La estructura del sepulcro se encuentra carcomida por el tiempo, pero permanece vigente. Una capa de moho adorna el sepulcro. Cuatro niveles de piedra se levantan de la tierra salada. Cuatro pequeños niveles ascienden hasta la lápida. Niña Rosa Aurora Mendoza, nació el 12 de mayo de 1930, falleció el 5 de diciembre de 1931. Recuerdo de sus padres.