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jueves, noviembre 21, 2024

Mónica Arias, maternando y haciendo cine en la Mixteca de Oaxaca

Reportajes

Por Rodrigo Islas Brito 

En 2012 se realizó el Primer Laboratorio de Cinematografía Comunitaria, en la Casa de Cultura «Maestro Antonio Martínez Corro» en Hujauapan de León, Oaxaca. Participaron 100 personas en talleres de realización, cinefotografía, sonido directo, producción, maquillaje, guion, vestuario, actuación infantil y juvenil. Mónica Arias solo participó en el taller de cinefotografía. Su padre había sido fotógrafo en su juventud y las fotos análogas que este le tomó a ella y al resto de su familia, aún se conservan como momentos compartidos verdaderamente inolvidables. 

Decidida a que esté nueva vocación no se limitara a un simple anecdotario, la originaria de Santo Domingo Tonalá, Oaxaca, regresó al año siguiente a continuar con su instrucción en la dirección de fotografía cinematográfica en la celebración del Segundo Laboratorio en el «Parque Bicentenario», de Hujauapan de León. Formando parte de la filmación de varios cortometrajes colectivos, Arias se encontró con el detalle de que en los sets de grabación el tiempo se mostraba diferente en su textura y los problemas dejaban de parecerle tan importantes.

“Terminaron los talleres pero no las ganas de filmar. Así que nos seguimos juntando los que ahí participamos. Usamos celulares e incluso un compañero se compró una cámara más profesional. Intercambiamos las historias, las inquietudes, las estéticas. Creamos una página de internet y ahí subimos los cineminutos que creábamos y luego proyectábamos en las facultades, las escuelas, los cafés. Poco a poco fuimos mejorando en la calidad del equipo adquirido y en la intención de nuestros resultados”, declara en entrevista a narradora visual oaxaqueña. 

El resultado de semejante inmersión cinematográfica trajo como resultado que Mónica Arias  abandonará sus ocho años de servicio docente para dedicarse de lleno al oficio del cine. “Mi primer acercamiento a esto que hoy hago, planeo e intento es la trilogía de Volver al futuro, que se estuvo emitiendo cada cuanto por el canal cinco de Televisa cuando yo era niña”, cita la productora y realizadora como principio de las cosas. 

El siguiente paso de Mónica fue su asistencia al Campamento Audiovisual Itinerante (CAI) semillero de talentos serranos, costeños y mixtecos que hoy propulsan un cine oaxaqueño alejado de la falsedad de las ciudades. Años después, llegó su prueba de fuego, la dirección de locaciones de la ópera prima narrativa de la cineasta Luna Marán, Chicharras, filmada en Guelatao. 

“La anterior gerente de locaciones enfermó y me preguntaron si podía con el bomberazo.  Les comenté que tengo dos hijos, lánzate y aquí vemos, me dijeron. Eso me emocionó mucho, porque la lógica es maternas o filmas. Una vez en la filmación me costó un poco adecuarme a los ritmos de producción. Mi familia me apoyó, se fueron conmigo, ellos cuidaban a los hijos mientras yo me iba a chambear”, cuenta la narradora audiovisual. 

“Quiero seguir contando historias, gestionándolas, con más rigor”, expresa Mónica Arias, al tiempo que atesora como una gran experiencia su labor como tallerista de producción Audiovisual para estudiantes de una telesecundaria en el Semillero Creativo de Santos Reyes Yucuná, Oaxaca, como parte del programa cultura comunitaria en el 2019. Sobre las actividades de realización que hoy la concentran.

“Estoy colaborando como productora del cortometraje estudiantil del CCC, El canto de los coyotes, se trata de una ficción dirigida por Levi Cruz López y fotografiada por Kenia Carreón, quienes son estudiantes del quinto semestre de la Licenciatura en Cinematografía. Originarios de Nochixtlán, y Magdalena Zahuatlán. Nos conocimos recientemente por amistades en común. Fuera de eso, me muevo en el autoempleo. Vendo pañales ecológicos, hielo y bolis. También hago foto y video de eventos sociales. Aunque la realidad es que la mayor parte del tiempo ando maternando”, narra la cineasta oaxaqueña sobre una labor que hoy la lleva a solventar y estar al pendiente de las vidas de su hijo de tres años y de su hija de once meses.

Hoy Mónica se encuentra inmersa también en la escritura de un guión basado en la vida de sus dos abuelas. Ambas fueron obligadas a casarse muy jovenes con hombres mucho mayores, recibiendo maltratos brutales a los que tuvieron que hacer frente o incluso dejar pasar. La entrevistada explica que el cine es una cosa que no se puede ni se quiere quitar de encima. “El hacerlo me hace vivir. Eso, mi hijo, mi hija y el desafío de poder pagar la renta”, finaliza la realizadora mixteca a proposito de hacer en esta vida lo que te gusta, lo que amas y lo que tienes que hacer.

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