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miércoles, noviembre 13, 2024

Don Oscar Aguilar, 67 años en la tradición del Pan de Muerto en Pluma Hidalgo

Reportajes

Por Deimos Sánchez

En Pluma Hidalgo, municipio cafetalero de Oaxaca, la tradición en la elaboración del pan de muerto sigue viva, un ejemplo de ello, es el trabajo que realiza don Oscar Sánchez Aguilar y su familia desde hace 67 años.

La jornada laboral para don Oscar inicia a las 2:00 horas de la mañana, a esa hora se prepara para reunir la materia prima que se requiere en la elaboración de la masa, su hijo Ever Sánchez de 45 años de edad lo acompaña al «amasijo» el lugar de trabajo para la elaboración y cocción del tradicional pan. La jornada dura más de 12 horas de trabajo continuo.

Don Oscar Aguilar, un hombre de 79 años de edad, con una empatía única, relata que fue a los 12 años de edad cuando inició con este oficio, guiado por su abuela, Soledad Jiménez López.

En su historia, don Oscar Aguilar, explica que fue su abuela Soledad la persona que colocó el primer horno en Pluma Hidalgo en el año de 1935, sin embargo, este cayó y se destruyó en al menos dos ocasiones, en noviembre de 1978.

Pero ese mismo año, Oscar Aguilar lo edificó de nuevo, y hasta la fecha sigue estructuralmente fuerte, es decir, el horno hecho de barro, ladrillo y piedra firme, cuenta ya con 46 años de existencia.

Para la elaboración del pan de muerto en Pluma Hidalgo se inicia desde el 20 de octubre con una jornada de más de 12 horas diarias hasta llegar al 31 del mismo mes.

Don Oscar Aguilar, es uno de seis panaderos que quedan en el pueblo y es la segunda generación de la familia en trabajar este producto,en la tercera generación se prepara Eveer Sánchez su hijo, que trabaja ya desde hace 25 años con él.

Para don Oscar y su familia, esta temporada es la más fuerte para ellos, en términos de ventas y producción, sus hijas, Norma, Flor y Lubia son las que se encargan de expender los productos.

El pan de muerto, en Pluma Hidalgo es un producto que también forma parte integral de las ofrendas a las personas que ya no están físicamente.

En la panadería de don Oscar Aguilar a la que le denominó «Esmeralda» en honor a su nieta, se expenden figuras, como borregos, aguilas, gallos, corazones, Cristos, entre otras, las cuales son puestas en las ofrendas o altares de muertos e incluso para el consumo humano.

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