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domingo, diciembre 22, 2024

Una tarde de diciembre con mezcal

Reportajes

César Rito Salinas

El primer mezcal lo bebí en el pueblo, cuando extravié mi bicicleta; aquella tarde, confirmó mi sombra su condición de nómada, migrante.

Encuentro que con cada sorbo conservo el regusto que me devuelve con sus notas la tarde con los amigos en horas de conversación.

Puedo escribir:
La Historia se escribe con mezcal; la historia que se escapa de las élites y alcanza lo cotidiano popular.
Bebe mezcal, hallarás tu dicha.

De cifras
Para el pobre, entre pocas cifras y mezcales se encuentra el camino.

Con tres mezcales el mundo se aclara; con dos, se pierde.

Con una copa de mezcal recibes el día; en la noche, con tres, encuentras el sueño.

Digo mezcal y vuelvo a casa; salivo.
__Un mezcal, blanco -dijo el ebrio.

De medidas
Si, beber cansa, provoca la sed.

Se aconseja tomar una más, porque será bueno pedir al cuerpo un esfuerzo extra en el consumo.
En la última copa está el cariño, la voluntad que consigue la dicha. Si será tan bueno el mezcal, que en cada noviembre ¡hasta los muertos vuelven por su copita!

A veces me pregunto qué tan largo será el camino de las despedidas, siempre se pide la caminera.

De amores
Nunca dejes al mezcal por una mujer; recuerda esto: nunca hagas esperar a la mujer por un mezcal -pero no dejes sola a tu copa de mezcal por una mujer; en las pasiones, que el justo juez sea el tiempo, lo que llegue primero tendrá preferencia.

Puedo escribir este aforismo imposible de concretar: Bebe poquito.

-__Mujer, acá te espero; traigo mezcal.
__El buen mezcal es incoloro, como tu amor.

Las viejas pasiones
Tabaco y mezcal, dicha segura.

El mezcal carga el aire que respiro.
Un mezcal no se le niega a nadie, porque el mezcal es sagrado.

El maestro mezcalero, artesano y mago, en el monte realiza el milagro: de la planta y el fuego, pura terquedad, corta aromas de aguacero.

Por eso te digo: El mezcal canta, me llama; sabe mi nombre y el nombre del sitio donde pasaron las horas de la infancia.

-0-
Al tomar mezcal recuperamos la historia cotidiana -imagino a los soldados de Porfirio Díaz en la batalla de La Carbonera.

Anoche soñé contigo. ¿Qué soñaste?
__Que tomamos mezcal en Oaxaca.

La memoria migra de lo pequeño a lo más pequeño -el detalle-, busca moléculas impregnadas con aromas que levantan la existencia. Cada sorbo de mezcal contiene el sabor de la comida que nos ofreció la madre, el clima en las calles del barrio; la lluvia, esa sustancia que forma la atmósfera que, de pronto, nos fundó el lenguaje.

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