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lunes, febrero 3, 2025

Las balas que silenciaron a la banda Tierra Mojada

Reportajes

Juan Carlos Zavala

I.

Los músicos terminaron su presentación, tomaron sus instrumentos, abandonaron el salón y se dirigieron al autobús para cambiarse de ropa; en unas horas volverían a tocar en otra ciudad de otro estado de la república y era necesario descansar.

Es la medianoche del sábado. El ruido que se desató afuera los detiene un momento, se asomaron por las ventanas para saber qué sucedía, vieron que golpeaban a uno de sus integrantes, después ráfagas de disparos. Comenzaba la noche más negra y trágica para la banda Tierra Mojada.

  • ¡Le están pegando a Paquito! ¡Hay que bajarse!

En el momento en que bajarían del autobús, un hombre empezó a disparar ráfagas al aire con su cuerpo de chivo, después, apuntó su arma contra el vehículo, las balas rompen las ventanas; ya no descienden, se agachan, se tiran al piso y se resguardan entre los asientos.

Virgilio Ruiz García entró corriendo con su clarinete en la mano al autobús, se agacha. Los disparos cesan por unos segundos, Virgilio se levantó un poco para observar afuera.

  • Virgilio ¡agáchate!

El director de la banda Tierra Mojada obedeció pero una bala impactó por la parte de atrás de su cráneo.

Al fondo del autobús está Heliodoro Ruiz, su hermano, sentado en el piso del vehículo y descalzo porque no terminó de cambiarse, también cubriéndose de los disparos.

  • ¡Virgilio, Virgilio! – le habló Fredy, uno de los integrantes de la banda mientras con sus manos movía su cuerpo, pero ya no contestaba.

Heliodoro se acerca al cuerpo tendido.

  • ¡Virgilio! ¡Carnal! ¿Qué tienes? – exclamó, cuando observó la sangre que brotaba de su cabeza. ¡Chinga! ¡No manches! ¡Hirieron a mi hermano!

Los demás integrantes del grupo musical, la mayoría de ellos muy jóvenes, permanecieron en la parte del fondo del autobús, todos con pánico y con miedo, algunos protegiéndose entre los asientos, casi debajo de ellos.

Cada uno de los intentos para que Virgilio escuchara y respondiera a sus llamados, fue interrumpido por un estruendoso ruido. Un grupo de hombres armados rompieron el vidrio de la puerta del autobús e ingresaron a él.

  • ¡Sálganse porque a todos les vamos a partir su madre!
  • Aguanta, mi hermano está herido
  • ¡No, a la chingada, todos se van a morir cabrones, todos se van a morir!
  • Pero ¿por qué?
  • ¡No, bájense! ¡Es más, bájate ya!

Cada uno de los músicos descendió del autobús. Heliodoro y Joshy, el vocalista, bajan juntos.

  • ¡Mira nosotros venimos a trabajar! ¡Somos músicos! ¡Qué pasa! ¡Por qué nos hacen esto!, trataba de convencerlos para que ya no los siguieran agrediendo. Heliodoro se dirigió hacia un hombre con sombrero.
  • Si, aguanta, ya les digo. ¡Ya chavos, ya tranquilos!

Nadie se calmó. Un chavo empezó a lanzar piedras contra el autobús. Dos sujetos se acercaron hasta Heliodoro y Joshy, los empiezan a golpear. Heliodoro recibe un puñetazo en la boca y alcanza a mirar cuando el vocalista también es golpeado en el rostro; pero después lo pierde de vista. En la trifulca es empujado hacia atrás, el tipo tomó su cabeza y la golpeaba contra el vidrio de un coche, Heliodoro en su defensa tira un golpe con su codo y lo derriba. El agresor se levantó y volvió para amenazarlo.

  • ¡Pérame, hijo de tu pinche madre! ¡Pérame!

El sujeto corrió y por la mente de Heliodoro pasó que su atacante iba por un arma; se paró, estaba todo enlodado y madreado. Se le acercó un señor.

  • Corre porque te van a matar, si no corres te van a matar.
  • ¡Pero a dónde, yo estoy descalzo!
  • ¡Tú vete!

Heliodoro levantó su rostro y echó una mirada hacia sus lados. En una parte miró un barandal que servía como muro de contención para los vehículos, ya que había un pequeño acantilado por donde pasaba un arroyo. Corrió hacia ahí y se avienta por encima, rueda hacia abajo, su cuerpo temblaba de miedo y no podía dejar de pensar en su hermano que herido se había quedado en el autobús.

De repente escuchó que alguien cayó cerca de él, era Daniel, un integrante de la banda; le pidió que se acercara hacia él.

  • ¡No manches, creo que aquí quedamos, mi hermano está herido!, le dijo a Daniel.

Otros de los integrantes de la banda Tierra Mojada corrieron al lado contrario, entre la milpa que se encontraba cerca del salón de fiestas. Otros tres, entre ellos Pedro, hermano de Heliodoro y Virgilio, se quedaron en el interior del salón porque cuando la gente escuchó los plomazos, cerraron las puertas.

Minutos después llegaron cinco patrullas con policías. Heliodoro y Daniel salen del arroyo donde estaban ocultos, piden que busquen a los integrantes del grupo, los policías salen en su búsqueda y los traen de vuelta. Los agentes prohibieron que alguien subiera de nuevo al autobús, pero Pedro subió por su celular y cartera, esta última que ya no encontró.

La ambulancia tardó una hora más en llegar, el cuerpo de Virgilio aún con vida es llevado al hospital de Valle de Santiago. Los policías se van del lugar y dejan a los músicos únicamente con tres elementos de seguridad pública.

  • ¡Oiga, que tal si regresan qué vamos a hacer! – le preguntan a uno de los policías que quedaron.
  • No regresan – les respondió.

Pero esto no dejó tranquilos a ninguno del grupo musical y mucho menos, estaban dispuestos a esperar a que llegara un agente del Ministerio Público para que le tomara la declaración a uno por uno, como se les había ordenado.

Los integrantes de otra banda de música se los llevó del lugar en su autobús y los fueron a dejar a casa de un conocido. En el trayecto Heliodoro habla por teléfono con su hermano Pedro, quien acompañó en la ambulancia a Virgilio.

  • ¡Sabes qué, mi carnal ya no tiene, ya no se puede hacer nada! Le dice a Heliodoro con las palabras entrecortadas, difíciles de articular.
  • ¡No manches wey! ¡No digas eso! Los demás integrantes de la banda escuchan la conversación y empiezan a llorar.
  • ¡Aguanten, ustedes tranquilos!, tratan de consolar los otros músicos.

Después, fueron a una de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato, donde se encontraba Pedro Ruiz y de ahí, a otras oficinas de la Procuraduría en las instalaciones de Irapuato.

Es aquí donde llegó Sofía Reina, madre de Virgilio, Pedro, Ángel y Heliodoro, todos integrantes de la banda Tierra Mojada; junto con sus dos nueras, una esposa de Heliodoro, viajó toda la noche desde San Andrés Huayapam, Oaxaca, hasta Guanajuato, tras enterarse del atentado contra la banda.

El cuerpo de Virgilio fue entregado a sus familiares alrededor de las cinco de la mañana del domingo, después de que le hicieron la necropsia de ley.

II.

Es sábado cinco de agosto y son las 17:19 horas: “Ya estamos en Salamanca señores. Hoy suena Tierra Mojada aquí en Guanajuato”, escribió Virgilio Ruiz en su Facebook.

La banda llegó a esta ciudad tras ser contratada para tocar en una fiesta de 15 años. Su presentación empezó entre 8:30 y 9:00 horas de la noche, y duró alrededor de dos horas o dos horas y media, en una sola tanda de música.

Todo transcurría de manera normal hasta que cerca de concluir su participación en la fiesta que se celebraba en un salón de Salamanca, uno de los invitados en estado de ebriedad increpó al staff de la banda, a Paquito, para exigirle un saludo y una rola que les había pedido con anterioridad.

Virgilio le pidió al invitado si podría calmarse, mientras que la banda continuaba tocando; pero seguía necio. Para tratar de calmarlo, preguntaron al vocalista si había enviado el saludo cuando se tocó la canción y respondió que sí.

La respuesta enfureció más al invitado, pero pareció que había terminado ahí. La presentación de la banda Tierra Mojada terminó entre las 11:30 y 12:00 de la noche, recibieron su pago, la persona que los contrató afirmó que le había gustado. Pero nunca se esperaron que el incidente con el invitado ebrio no terminaría ahí.

Los músicos se retiraron al autobús para cambiarse de ropa, pero un grupo de invitados a la fiesta se fueron tras Paquito – el chavo del staff de la banda – para golpearlo. En medio de la riña, un hombre saca su cuerno de chivo y empezó a disparar.

El Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato les pidió a los integrantes de la banda que dijeran el nombre de quien los había contratado, pero el día de los hechos nadie lo sabía. Salvo Virgilio Ruiz, el director de la banda, quien había realizado la contratación, pero que fue asesinado esa noche.

Con base al nombre de la fiesta, les dijeron, podrían investigar quienes estuvieron en la fiesta de 15 años.

La banda Tierra Mojada solicitaron que ya no se investigara por temor, que pudiera afectar a la banda con más agresiones o que otras familias fueran agredidas por lo que sucedió. Sólo reclamaban el cuerpo de Virgilio para poder darle sepultura en su tierra natal.

La investigación, sin embargo continuará, fue la respuesta del Ministerio Público. Mientras tanto, el grupo musical se comprometió a enviar una copia del contrato para indagar a los organizadores de la fiesta y sus invitados.

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