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jueves, septiembre 19, 2024

Cayeron los Zancudos en la Guelaguetza de Zaachila, cuando sonaba el Cumbanchero

Reportajes

En el segundo Lunes de la Guelaguetza de Zaachila, cuando la banda de música tocaba los acordes del Cumbanchero, de pronto volaron en el escenario zancos y vestidos, máscaras y rebozos de los zancudos, cuando se vinieron al suelo.

Personal de Protección Civil que acudió a socorrer a los caídos dijo que la causa del derribo fue la pintura fresca en extraña mezcla con la lluvia que cayó durante los tradicionales festejos.

El presidente municipal de la localidad, Carlos Rigoberto Chacón Pérez, sumó una pifia más a su mala administración al ordenar que trabajadores de limpia y mantenimiento del Ayuntamiento le dieran una “manita de gato” horas antes de la presentación de los bailes.

El baile de los Zancudos fue conocido entre la población por su carácter de protesta contra la autoridad, se recoge en tradición oral que en la primera mitad del siglo XIX los habitantes, cansado de abuso y despojos cometidos por el primer concejal, durante las fiestas tradicionales se taparon el rostro para no ser reconocidos, se vistieron de mujer y entonaban coplas donde exhibían las raterías del munícipe.

Fueron conocidos como los Bashees, “borrachitos”; durante un desfile del 20 de noviembre al que fueron invitados y participaron, al pasar frente al balcón presidencial, Luis Echeverría comentó que parecían zancudos, montados sobre zancos.

Cuenta la leyenda que San Pedro se apareció en sueños a los mayores de la localidad, que habían prestado al santo del pueblo a la vecina población y ésta se negaba a devolverlo, los viejos dicen que se trataba de un santo milagroso que hacía hablar a los mudos; ordenó San pedro que fueran por la figura tallada, que permanecía bajo custodia de cinco topiles, “desataré una mortandad -monten en zancos de ocote y vayan por la reliquia, nada les pasará”.

Con el baile de los Zancudos el pueblo festeja el triunfo de la vida sobre la muerte, y a los bases que insultaban en las fiestas a la autoridad municipal sin que nada ni nadie molestara a sus personas. 

Las nubes ocultaban al potente sol del verano, cuando, en la celebración del segundo lunes del cerro en la Guelaguetza de Zaachila volaron faldas y vestidos, máscaras y zancos de ocote, mientras la banda deleitaba a los asistentes con el sabroso ritmo del Cumbanchero.

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