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viernes, noviembre 22, 2024

Relatos breves para celebrar tu cumpleaños

Reportajes

César Rito Salinas

Para la amada señora de las plantas

Para cantar hemos nacido, dijo el poeta uruguayo Saúl Ibargoyen; para celebrar también se nace. En una feria del mezcal nos encontramos, aquella tarde bajo la luz de tu mirada me hice preguntas: ¿Quién soy? ¿Por qué escribo la noche entera junto a tu ventana? ¿Por qué nos juntó la luna de julio? La escritura no nos pertenece, alguien deidad distraída la dejó olvidada en nuestra persona y un día volverá por lo que le pertenece. En tanto, van estas narraciones breves como la confirmación del viaje de las letras a tu almohada para, en voz baja, entonar para ti Las Mañanitas.

Uno

La lluvia baña la playa de Mocambo, dos niños zambos caminan sobre un reguero de cadáveres. Los cañones esperan lejos del mar, en la mansedumbre del bronce el llamado de los generales. La lluvia limpia el rostro de los cuerpos mutilados por balas y aves marinas. En el caserío la gente asoma el rostro por puertas y ventanas. La batalla terminó, ya los peces se reponen del retumbar de las balas. Aquí quedaron negros, indios, zambos. Los cadáveres. Las almas Los cañones esperan la voz de mando mientras la lluvia cae y el óxido anida para siempre en los corazones.

Dos

Las flores de azahar del limonero refulgen bajo la luz de la luna. Esta noche la quietud de los azahares del jardín asemeja el descanso de un libro sobre la mesa de trabajo, en la biblioteca. La clorofila guarda los libros y guarda a la mujer que se hunde en añejo cansancio. El poema palpita hechos verdaderos (artefactos del lenguaje). La luna pasa por el jardín, trepa al muro, bendice al limonero que gobierna el agua subterránea. Afuera cada noche se escuchan los balazos, la maldad gobierna callejones de sombras. Pasa la alta luna, besa los azahares, de secreto perfume.

Tres

La albahaca esparce aroma por la playa del río, emocionada trae de vuelta las tardes de limpia y rameadas que espantan el mal de ojo que gobierna. La necesidad crece atmósferas terribles. La imagen de las hermanas del templo de la oración no la puede olvidar; pasaron años, todavía busco el templo de la oración. El aroma de la albahaca que nada puede hacer para volverme de tu mirada. Sobre la arena arden piedras redondas del río sin aguas. Pasan pescadores con atarrayas al hombro. Sombra de las sombras bajo el sol que revienta pleno sobre el camino de polvo.

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