César Rito Salinas
El reciente temporal de lluvias cambia el rostro de la ciudad, la vuelve desconocida; por las tardes salgo a comprar el pan, dejo mi lugar en el escritorio y me interno por calles y lomas, descensos pronunciados. Llego a un barrio que no conozco, que no tenía visto, compro el pan.
Al salir un viejo periodista me saluda.
Me agradan las tardes en que me pierdo en los relatos y salgo del trasto de las palabras a perderme en los barrios desconocidos; nunca temo al hacer este ejercicio, siempre habrá un conocido que nos obsequie su saludo.
El relato donde se consumen las horas
Lava tus manos con ceniza del anafre. Que el rastro de lo consumido limpie lo sucio. Deja de cargar manchas entre las manos.
La mosca decidió morir en el vaso. Renunció a su naturaleza aérea, se convirtió en entraña, aliento, estupor. Su alma volará iluminada en el aire, donde habita el aroma del mezcal. En la esquina bebo tragos cargados con moscas, mientras observo volar a los ángeles.
Por la tarde, de regreso en casa, pude comprobar que el tiempo corre ligero sobre alas de la mosca.
Las palabras
Busco espacio donde escribir este flujo de palabras. La escritura no se interrumpe acicateada por las ideas fijas.
Despropósito. ¿Ideas fijas, ideas propias? Me gustaría saberlo. Que alguien salga y me diga. ¡Hey, tú, extraviado! Que salga y que venga al camino del espacio en blanco y me diga la diferencia.
Escribo sobre la hoja impresa de un boleto de avión. Encuentro espacio entre el número de vuelo y el número de la puerta de abordar.
La escritura, el flujo no se detiene y vuela con más precisión que los zancudos; no deja de comer mi sangre.
Soy el gran postre que alimenta la fiesta de los zancudos en una tarde de aguacero. Digo esto en medio de la desgracia, los zancudos aguijonean y ríen antes de abordar.
Bording Pass
Entre el nombre de la compañía aérea y la fecha del vuelo escribo. Una idea es un vuelo; aunque, bien pensado lo recién escrito es lugar común, tópico literario.
Mientras discuto conmigo la idea se va, se marcha.
Llega y se marcha mientras yo ocupo el espacio de la espera (eso no es tópico). La idea desaparece. ¿Habrá un cementerio de las ideas?
Claro sí, las ideologías.
La idea es una polea, siempre en movimiento. Cuando se detiene muere, pasa a ser patrimonio de los museos; reliquia.
La idea siempre en movimiento, lo demás es dieta dura. Ideología. Rugir de viejos leones en el lobby del hotel. No sé por qué relacioné lobby con hotel. Será por los aviones. Será que al final de cuentas escribo del viaje y relaciono viaje con cansancio, espacio para dar mantenimiento a las poleas.
Taller Mecánico de las Ideas. La hora del vuelo determina el espacio en blanco que anda por el cielo vaporoso del papel donde escribo.
