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viernes, octubre 18, 2024

El tren del Istmo de Tehuantepec, la importancia de gobernar las tierras de los dos océanos

Reportajes

Pasadas las fiestas, la cena del Grito y su recalentado, suena la música de Coleman Hawkins. Brota de la certeza de que, al menos para Oaxaca, la historia se repite.

La tarde se fue también tras el tren del Istmo de Tehuantepec, el mismo trazo ferroviario -sueño irrealizado de Benito Juárez- que retoma el general Porfirio Díaz y lo concreta con una genial estrategia de financiamiento y control político: en secreto compra acciones a su nombre de las compañías constructoras inglesas, una de ellas Pearson, y logra el tan anhelado sueño de unir por vía férrea a los dos mares: el Océano Pacífico y el Golfo de México.

  Suena lastimoso el disco Night Hawk, de Hawkins, busco en archivos.

La expansión europea en América

Al repasar las fechas de aquello que se conoce como la expansión europea en América, surge una pregunta: ¿cómo pudieron hacerlo un reducido grupo de hombres españoles? El territorio resultó extenso, oponía climas extremos; había poblaciones diestras en la guerra, la sobrevivencia, el gobierno y la religión ¿cómo lograron dominar tanto territorio?

            Antes de responder las preguntas busquemos indicios en las palabras finales de Cristóbal Colón registradas en su Diario del Primer Viaje a las Indias:

Esto de este viaje conozco -dice el Almirante-que milagrosamente lo ha mostrado, por muchos milagros señalados que estoy en la corte de vuestras Altezas con opósito y contra sentencia de tantas personas principales de vuestra casa, los cuales todos eran contra mi poniendo este hecho que era de burla. El cual espero en nuestro Señor que será la mayor honra de la cristiandad, que así ligeramente haya jamás aparecido.[1]

            De acá podemos partir a investigar la expansión europea en América:

            Cristóbal Colón, genovés que se hizo navegante a la edad de veinte años, había escuchado el Portugal las historias de viejos marineros, sabios y hombres de ciencia de su tiempo quienes afirmaban “que en el mar Océano, al Poniente y Mediodía”[2], se podía encontrar tierras nuevas.

 Así tenemos a un italiano nacido en Génova en 1451; puede decirse que los genoveses emigraban por comercio, para hacer dinero, pero este hijo de humildes tejedores de lana no contó con recursos y se embarcó hasta después de los 20 años. Hacia los 28 o 30 se casa en Lisboa, Portugal, país donde había llegado causalmente, llegó a caer en sus manos unos papeles que le pertenecieron a su suegro, parece que se trata de temas de los descubrimientos (Iglesia, 1944).

            En 1484 Colón fue recibido por el rey Juan II de Portugal, le plantea la expedición, que no fue bien recibida. A su hermano Bartolomé le encargó de la parte mayor de los planos y la planeación del viaje. En España pasaron siete años de gestiones. Llegó a tener un romance con una dama, del cual nació Fernando Colón, su primer biógrafo.

            Ocupó con 3 carabelas 35 días de navegación sin ver tierra, interpretó como signos de proximidad los pájaros, una ballena, un cangrejo vivo, la hierba. Queda constancia en el Diario de Viaje: “En amaneciendo aquel lunes vieron muchas yerbas, y que parecían yerbas de ríos, en las cuales hallaron un cangrejo vivo, el cual guardó el Almirante”.

            17 de septiembre, las Canarias a más de 300 leguas. “Vinieron al navío amaneciendo dos o tres pajaritos de tierra cantando, y después, antes del sol salido, desaparecieron. Sabía el Almirante que las islas que tienen los portugueses por las aves las descubrieron”.

            La tripulación pudo ver una lumbre la noche el 11 de octubre, y la tierra el 12. Momento culminante el del logro de algo, momento culminante el desembarque de Colón para adueñarse de la tierra vista, en nombre de sus soberanos.

            Los habitantes de la pequeña isla llamada Guanahaní, se sorprendieron al momento de ver a los hombres caminar sobre el mar, en sus navíos; los españoles, al ver a los indios todos desnudos, los vieron con desencanto; nadie emprende un viaje tan penoso para mirar tantas desgracias.

            Pero, hora bien, ¿por qué insistir para este repaso tanto en Colón? Porque en las conquistas la fecha inicial carga con las características que marcarán todo el proceso; al avanzar Colón con el descubrimiento de las islas en las Antillas, marcó lo que sería la expansión de los europeos en América: las alianzas con tribus indias.

Desde luego, la primera alianza de Colón con el cacique indio nos permite afirmar. como Elena Garro en su novela: La culpa es de los traxcaltecas. O, dicho en palabras de Matthew Restall, uno de los fundadores de la corriente la Nueva Historia de la Conquista, partir de cinco los principios metodológicos del estudio:

* Analizar críticamente las crónicas y escritos españoles de la época.

* Adelantar un trabajo de archivo profundo que elige una labor de paleografía exhaustiva sobre documentos no publicados.

* Poner el foco en el protagonismo de personajes históricos generalmente olvidados por la historia tradicional.

* Analizar de manera rigurosa los documentos en lenguas indígenas que representan, por lo general, la perspectiva nativa del proceso de conquista.

* Abrir las fronteras disciplinares y geográficas con la intención de poder apreciar fenómenos que no son posible de comprender desde la especificidad.

            En el libro Los siete mitos de la conquista española, publicado por Restall en 2003, el investigador asienta que para no repetir equívocos será necesario dejar de sostener que, 1), el éxito de la conquista se debió a que los hombres europeos era excepcionales, 2), pensar que el bando español se componía de soldados profesionales, 3), considerar que los únicos conquistadores fueron los blancos europeos, 4), suponer que la Conquista fue un proceso rápido, 5), suponer que la comunicación entre europeos y americanos fue un proceso fluido, 6), creer que los americanos fueron todos derrotados y se adaptaron al régimen colonial en absoluto sometimiento y, 7), otorgar superioridad bélica a los europeos sobre los americanos.

            Según la historia tradicional, la expansión europea en América se realizó en un periodo que abarca de 1516 a 1549, se desarrolló sobre territorios de climas tropicales, desiertos, lagos, llanuras y montañas realizados por hombres españoles inspirados por dos encomiendas reales: la difusión de la religión católica y la búsqueda de riquezas. 

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Puedo imaginar a los dos gobernadores con el aire que golpea su rostro, satisfechos por fin -al inaugurarse la ruta transístmica pueden sentirse descubridores-, ya vendrá la historia a y la Academia a reclamar su presencia en el nuevo territorio, a cuestionar y denunciar. Pero, vamos, eso será otra historia que ya no me corresponde comentar.

Suena Coleman Hawkins, el ambiente de la habitación se vuelve ligero (el gato Alejo intenta escapar por la ventana, también para él hay una tierra por descubrir). 


[1] Morison Eliot, El almirante de la Mar Océano vida de Cristóbal Colón (México, Fondo de Cultura Económica, 1991), 481.

[2] Bartolomé de las Casas, Historia de las Indias, Vo. I, Proyect Gutenberg, 2015.

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