César Rito Salinas
Uno
Se murió Cuerino, cuando se metió en una cueva para buscar a su perro, un animal de raza fina, de esos por los que bien vale la pena morir en su defensa.
Lo que no vale la pena es morirse y salir en la televisión -en cadena nacional-, con el culo pa’rriba, todo tieso.
Un perro no vale la pena para levantar el culo en la tele. Morir es fácil, cualquiera lo hace, la gente muere por amor o por un perro.
Se murió Cuerino, cuando se metió a una cueva a buscar a su perro.
Dos
La poeta Ana Ortuño nos habla del lenguaje, de su uso específico como forma literaria. Pone ejemplos varios.
El inicio de esta entrega bien puede ser ejemplo de ese tipo de lenguaje, y sus combinaciones posibles. De esos trabajos tengo mil, me interesa esa parte donde el lenguaje cotidiano se vuelve libresco si usar palabras rebuscadas.
Tres
Al final de cuentas este ejercicio del punto de quiebra entre uno y otro lenguaje lo practicó Dante, en su Comedia. Por aquellos años de su publicación (1472), el el mundo no existía el concepto del autor.
Fue Bocaccio (1313-1375), quien escribió la primera reseña de la pintura -sobre un trabajo de Giotto (1337, fecha de fallecimiento)-, el que inició el Renacimiento. En ese tiempo la pintura era considerada como “arte vulgar”.
Cuando los poetas, interesados en que prevaleciera el latín como lengua culta sobre las lenguas regionales, los que hicieron los primeros trabajos el la Florencia de tanta gloria.
Las obras plásticas que son estudiadas por los humanistas del siglo XII contribuyeron a un cambio con la vista puesta en el pasado. De hecho la pintura resulta un derivado de la retórica. Los humanistas estaban interesados en traducir el griego y el latín del siglo I, se publicaron diccionarios de las lenguas antiguas.
La égfrasis era utilizada para asuntos de la oratoria, del buen decir y del convencer, recursos retóricos que los oradores llevaron a la descripción de las obras de arte.
Y el arte de la pintura entró a las bellas artes. Y mientras el mundo giraba hacia el espacio “culto”, sante insistió en su trabajo en escenas cotidianas -vulgares- con un uso libresco: resumen, metáforas, elipsis.
La pugna se dio en todo momento no como un hecho del tiempo real, sino como tradición de un uso específico del lenguaje -la retórica cargada de figuras, onomatopeyas, prosopopeya, hipérboles, antítesis, elipsis, hipérbaton, metáfora, anáfora o reiteración.
Cuatro
Las cosas cambian, cambia también las palabras y su uso. Ahora sabemos de la estética. Si a las primeras líneas de esta colaboración le ponemos las notas del acordeón y el bajo sexto, tendremos una canción apasionada que habla de la muerte de un amigo fiel a su perro, una forma la canción que ensalza el drama de la muerte, como cantaron en su tiempo los poetas provenzales.