César Rito Salinas
Los días pasan, insaciables de noticias. Por la noche salgo a caminar, observo a la ciudad que arde en imágenes y galerías, regreso a casa cargado de preguntas. Si a Oaxaca se le conoce como “tierra de pintores”, ¿por qué a la ciudad no se le conocerá como “tierra de pintoras?”. En busca de obtener respuestas, busco la entrevista con la artista Esther L. Padilla.
- En la elección de tus materiales, ¿qué elemento te guía para elegirlos, el tema o la técnica que piensas aplicar en esa pieza?
Soy pintora y escultora, así que mis posibilidades expresivas son más amplias. Suelo hacer escultopintura. No podría repetir tanto una misma técnica y estilo, como algunos artistas actuales. Creo que el mercado los condiciona porque su trabajo funciona como marca de calidad. Cuando siento que estoy repitiéndome analizo y dejo la serie. Un nuevo procedimiento que tengo es el de agotar las posibilidades expresivas de una idea y analizar expresarla a partir del arte conceptual, aún cuando vaya a desarrollar un objeto. Me sirve para tener una idea más completa de la obra.
- ¿Con qué técnica te sientes más cómoda para expresar tu pintura?
En el caso de la técnica utilizo la que es mejor para la obra, por ejemplo en un díptico una de las piezas tiene bordado. Una de mis técnicas favoritas son el temple de huevo, encáustica y óleo. Pero creo que la limitación tanto en formato como en técnica que se muestra en la actualidad denota una falta de honestidad. En escultura utilizo mucho la terracota con barros locales. No me gusta cubrir con esmaltes ni muchos colores. Me gusta el color natural del barro, creo que va muy bien con mi propuesta.
- Se conoce a Oaxaca como “tierra de pintores”, ¿qué hace falta para para que Oaxaca sea tierra de pintoras?
Existe la idea de que Oaxaca es tierra de pintores. Yo creo que se desarrollan también otras artes. Creo que es un mito interesado pero que en el fondo no beneficia al arte plástico como tal. Para que la expresión tuviera verdadero sentido debería haber crítica real. Pero debe ser muy difícil analizar una obra que en el fondo no tiene sentido. Vienen personajes de otros estados de México y el mundo atraídos por este mito y lo que encuentran es nada. Y la situación no es mejor en otros estados y países. Más bien es una situación global. En específico de Oaxaca de hace 30 años el escritor Robert Valerio expresaba en su ensayo Atardecer en la maquiladora de utopías un panorama del arte de Oaxaca muy similar al actual. Como artista no comparto ese deseo, histérico para mí, de que este estado sea cuna de pintores ni de pintoras. Creo que antes de parecer hay que procurarse en ser.
- ¿Qué formato eliges para tu obra?
Yo elijo el formato que me haga sentir más libre. Por ejemplo, no elijo los formatos rectangulares o clásicos. Me gusta salirme del cuadro. Pero siempre respeto lo que deseo expresar con cada obra. Trato de que el formato en particular no sea arbitrario sino en función de lo que quiero expresar con cada obra. Pienso que el artista actual debe tener conciencia de su lugar en la historia del arte. Eso evitará que uno se imagine estar descubriendo el hilo negro.
- ¿Cómo calificas el medio entre la pintura de las mujeres? ¿Se apoyan para hacer talleres? ¿Hay maestras que abran su taller a las jóvenes?
Considero que la imperiosa necesidad de algunas mujeres artistas de asociarse en colectivos proviene de que de otro modo no se nos toma en cuenta. Yo estoy por la libertad. No hacer algo por encajar en una ideología dada, por lo contrario, siempre actuar según nuestras convicciones y circunstancias. Tenemos una herencia de rivalidad entre mujeres originada por el confinamiento de la mujer al ámbito doméstico y esta herencia permea hasta la actualidad a través del lenguaje y las instituciones. Cuando insistimos en borrar de un plumazo esta historia nos lastimamos a nosotros mismos. Si alguna artista siente deseos de abrir su taller a otras mujeres u hombres lo ideal es que lo haga porque así lo desea, igualmente si coincide y grupo de mujeres debería ser porque así lo desean no por una fórmula burocrática o un deber. Personalmente no tengo una buena interacción social por el contexto en que crecí.
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La ciudad crece con la efervescencia de obras y artistas, resulta grato enterarse que alguna pintora, algún pintor, guarda todavía relación con la tradición de su actividad. Hay días con que uno se toma con demasiados “genios” de la pintura y cuando uno asiste a museos, galerías, exposiciones, se tiene esa sensación de sufrir una estafa. En el caso de Esther, debo precisar, resulta grato enterarse de que los pintores -a partir de sus lecturas- expresan en lenguaje escrito con bastante corrección sus pensamientos, sus emociones. Porque la escritura opera en el artista plástico como signo de la claridad del alma.
