César Rito Salinas
Como el león de ojos grandes que aguarda junto a la vereda, confiado en el temor de los pastores.
Una mañana de martes ocurrió la manifestación en la Ciudad Administrativa, hubo empujones, piedras, sombrerazos.
La violencia se cruza en tu camino, en un instante te cambia la existencia.
- Soy alérgica al látex, dijo ella y bajó la mirada a su vagina rapada.
Viento que se lleva el viento, viento fuerte del mar. Norte. Viento que nace en el patio de la casa de mis padres. Norte que malogra la flor. Viento que arrastra con todo: la pantalla de manta percudida del cine callejero. Viento que deja zopilotes sobre el cable de la luz que atraviesa el barrio. Aire sin juicio que arrastra con todo: viento que deja al baño sin ventana, abierto a los ojos de todo el mundo.
Viento que no avisa, como un suspiro de mujer enamorada. Viento que deja al baño sin techo, para que los luceros vean tu cuerpo cuando lo enjabonas. Viento que arrastra todo, tendederos y vagones. Camiones de carga que caen en carretera fulminados por su maldad. Viento mal agüero, acarreador del mal fario. Viento padre. Viento madre. Viento hermano que nos llama a jugar canicas en el patio. Viento que juega trompo y balero mientras pasa el mal tiempo. Viento que arrastra la carretilla.
Viento niño en los cuartos de la casa. Aire adolescente que muestra sus senos en un callejón oscuro del puerto. Aire que gime. Mujer en brama. Mujer brasa que arde con el aliento de los hombres. Mujer sombra. Mujer aire. Viento mujer que anticipa Muertos. - El año me trajo, en una segunda recaída, tu amor, pero de eso ya no te cuento nada porque luego te enfadas de nuestro comienzo.