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viernes, noviembre 22, 2024

Fiestas patronales

Reportajes

César Rito Salinas

El estruendo como principio para tomar lo ajeno.
a) El ser se confirma en la detonación (monstruos y héroes).
b) La celebración religiosa como forma de hacer patria, repartir la pólvora.
c) La paz como razón de estado (la hacienda pública, la banca se desarrollan sobre el eje del bien y el mal, monstruos y héroes).
d) El Estado benefactor como la administración de la pobreza.
e) El monopolio de la fuerza pública pertenece al Estado.
Monstruos y guerras son necesarios para la creación del héroe.
Para abarcar la tierra con el esfuerzo humano, los cielos, los mares, se hace necesario el estruendo (recuerdo las clases del profesor Robert Markens, el sabio, kla explicación que nos ofreció sobre la greca escalonada, el poder del yaro coo principio dinástico entre los antiguos zapotecas).
La paz como el nacimiento de toda industria.

La sombra tras la puerta
(Esto es un sueño.) El agua de tamarindo es mi sustento.
El tamarindo es la puerta. Abro y llego al patio junto a la carretera que llega al Golfo de Tehuantepec.
El agua de tamarindo lava mi cuerpo de la maledicencia. Todo lo que digan de mí es verdad. Entre el quejido y la sed, mi garganta desea el agua de tamarindo.
Bebo agua de tamarindo y pongo la otra mejilla.
La trompeta y la calle
El sabor del agua de tamarindo es del tiempo de la convalecencia. En los días de la enfermedad escucho los silencios de la casa. El sonido del hielo que golpea el cristal del vaso.
Aparece mi madre, llega a mi cama de enfermo.
El agua de tamarindo limpia la tristeza de los caminos. En el puerto me dieron a beber agua de tamarindo. Para curar la fiebre, el delirio de mi alma vagabunda. La enfermedad toca fuerte su trompeta, para que todos salgan a la calle a verla pasar.
Tamarindo en la rama, la canción triste del viento en la infancia. El patio largo donde se colgó la nostalgia. (este sentir que no es de mi cuerpo, sentir de otro que no soy yo
y que yo siento)
El viento sobre las hojas diminutas. El tamarindo cuelga de la rama como lengua de ahorcado.
El sabor del tamarindo me hace salivar.
La semilla oscura del tamarindo con su ojo de venado cuelga de mi brazo para protegerme de la envidia.

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