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jueves, noviembre 21, 2024

La imagen que resulta del choque entre palabras opositoras

Reportajes

César Rito Salinas
Eran tiempos duros.
Tan duros que no guardo recuerdo de ellos.
Poner el pan sobre la mesa, lavar la taza del café, limpiar de hormigas al mantel.
La acción llena el vacío. “Si, es así”, dijo ella.
Lavar las tazas con los audífonos en las orejas. Aislarse del mundo en la concreción de los actos cotidianos.
Luego dijo: “Me pasa seguido, ¿sabes? Puedo escuchar durante horas y horas, pero cuando intento hablar me dicen no pienses en eso”.
“Ya. Deja”.
Hay horas en que encuentro la forma de la comunicación entre el poema y el lector.
Que no el poeta.
El poema no es para inspirar al poeta sino al lector.
El poema encontrará futuro en el lector (alguien mira).
En la parte norte de la isla donde la marejada arroja lo que al mar no pertenece, aparecieron las botellas cargadas de mensajes.
Todos fuimos a la playa del mar a leer los mensajes.
Pequeños papeles con escritua en el interior de la botella, hojas sueltas.
Las corrientes marinas regresan a la isla las botellas que lanzamos al mar.
El poema podrá ser encontrado por alguien, después de que arrojemos la botella. El mar es el sitio que contiene los mensajes anónimos.
El misterio de la poesía depende de lo que alguien mete en la botella (alguien observa). Todo llega por parejas. La ciencia, el crimen, la escritura. Las parejas inician experimentando una contradicción. Lo práctico y lo inspirado. La alianza forma una adaptación, el complemento. Alguien pone el arte y el otro aporta el complemento físico.
Asesinos.
Así el crimen, la economía, el gobierno.
Asesinos.
La religión. Asesinos. El pastor de la iglesia de la esquina conserva el buen número de feligreses, constantes y en aumento.
Su mujer cuida la tienda de abarrotes que progresa. Inició con un local de productos varios bajo un galpón de lámina, la instalación pasó a ser de concreto y cristales. El pastor, en los ratos libres que le dejan los estudios bíblicos, se dedica a la reparación de instalaciones eléctricas. Luminarias.
Siempre fueron dos: el que carga el muerto y el que piensa el crimen.
Borro y escribo.
Letras sobre letras.
Emerge la letra que prevalece entre todas las letras.
La imagen.
Cometer suicidio es un plan que recorre la distancia entre dos puntos donde se levanta la escalera de cristal, el triángulo con un ojo al centro.
El vacío envejece, se llena de arrugas en espera de la mano que ejecute el plan que una los puntos.
El suicidio es un plan pendiente de ejecución.

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