César Rito Salinas
El poemario
Terminan de diseñar la portada del poemario.
en él están escritas palabras
que significan algo en mi vida.
Esas palabras buscan a un lector
que las enjuague y las acaricie, que
les entregue perdón y caridad y las envíe
en la búsqueda de otros lectores.
Si esas palabras logran impactar
la cabeza de quien las lee,
cumplirán su objetivo.
De lo contrario, volverán a ser sombra
del arroyo, el sitio donde los borrachos
se juntan a tomar lentos tragos de mezcal.
Y andarán por boca de los ebrios
que beben a pico de botella
y terminarán embarradas
conta la arena o, como máximo,
en el carrizal o en una piedra.
L escritura
Como para agarrarla desprevenida,
le voy dando su tiempo a la escritura.
Me levanto de la silla y busco la pipa.
Abro el refrigerador para sacar la bolsita
de tabaco. Voy a la cocina, busco un
cenicero. Preparo café.
Enciendo la pipa y en ese momento
recuerdo que tengo que encender el
carbón para poner a cocer los frijoles.
Regreso a mi mesa de trabajo, llamo
a mi hija para pedirle que beba agua,
porque de lo contrario podría dañarse
los riñones. Con tiempo le explico
sobre la sedimentación
de los minerales
en nuestro organismo.
Para ese momento
se me ha apagado la pipa.
Vuelvo a encenderla.
La pluma y el papel esperan
el resultado de todo lo que creció en mi
interior mientras
me dedicaba a mis
asuntos.
Escribo.
Mientras, se amontonan
palitos de cerillos
en el cenicero,
como signos del destino
o inescrutables poemas..
La lectura
Esta grafía que deja el carboncillo del lápiz
sobre la hoja en blanco.
Estas líneas que llenan el espacio vacío
que se abre en mi corazón.
Escribo y leo.
Estas palabras que dicen y
dicen cosas de lugares,
almas,
gente y ciudades.
Este texto que se ordena en algún
espacio para que llegue hasta tu lectura
y te diga de mi vida y de mi pueblo,
mis andares y mis sueños.
Esta letra que se aprieta en mi pecho,
palabras que ahora escribo y leo
para que tú te reconozcas.