César Rito Salinas
No sé muy bien en qué consiste el realismo
visceral.
ROBERTO BOLAÑO, Los detectives salvajes
Desde hace tiempo, la poesía hace el trabajo sucio para la prosa.
Para levantar la afirmación parto del no sé,
voy a lo que intuyo
junto a la taza
del café.
Los días del calor corren sobre los árboles del patio,
desde la mesa del balcón puedo ver el canto
seco de los pájaros,
los recuerdos del agua esparcidos con olvido sobre la tierra que arde,
.El caminito de piedra escaso de flores.
La tarde arde.
¿Qué me dan las horas de marzo?
El ánimo del poema,
la lectura que nace sobre el esternón.
Este desasosiego.
Porque para escribir el poema será necesario
no encontrarse,
sin tomar asiento ni palabras,
sin descanso.
Bajo las piedras,
En los caminos del aire,
Sobre la tarde con sol y moscas.
Bajo el sombrero.
El tiempo en que uno ha de hacer lo que deba hacer,
Buscarse en la ausencia, hasta en las letras.
Por ahí encontrará que le nacen florecitas
al caminito de piedras.
Por ahí le viene agua al pozo, que brota desde el fondo de la tierra
como una lágrima que surge
sin motivo,
carente de razones, Explicación.
Que viene del sitio jamás nombrado,
del lugar
que carece
de palabras,
Del espacio de silencios.
del silencio mismo que come y canta, caga, mientras te mata.
Del amor sin amor, de aquello que se extraña y jamás conociste,
del futuro sabido,
jamás imaginado.
Y al final la tarde junta moscas, transpiración y su montoncito de palabras
que cargan la paz,
la vieja paz que tanto buscan las manos,
los dedos que se agitan frente a tu pecho,
sin descanso, de dónde viene
digo
el poema.
Arde marzo en el patio, quema el sol que golpea los muros,
encadenado.
Con este tiempo será justo hacer tonterías,
garabatos,
figuritas sobre el papel.
que ande y bisque y rasgue la mano,
el papel.
que pierda el tiempo mientras logra
que el tiempo cambie,
mejore.
Así pues, tenemos el maltiempo.
que las letras sin propósitos nos traigan
junto con el buen tiempo,
lo agradable.
Que nos saquen del calor y nos lleven a los recuerdos
de la infancia.
Corre el sol, sobre el aire bermejo.
Por eso digo: en las tardes de calores el mundo termina.
Que los poemas hacen el trabajo sucio
de la muchacha que anuncia en la tele
el pronóstico del tiempo.
En las tardes de calor bebo café caliente,
Mientras lo hago imagino mis días
Sobre los campos
nevados
