César Rito Salinas
Hemingway dijo que en todos los puertos del mundo
podía encontrarse un estonio.
Sí, realmente lo considero así.
En todos los puertos del mundo es necesario hallar
un rostro conocido.
Comer el yogurt sin cucharita, untarse los labios y la quijada de la dulce materia. Hundir la nariz en el recipiente. Sacar la lengua. Ofrecer la lengua y comulgar con lo prohibido. Entrar en carruaje humedecido a las estrechas calles de los infiernos. Tener la práctica del lengüetazo desde los primeros años de la vida. Y salir a la calle con la camisa blanca embarrada de ansiedad, sin que nadie lo aprecie. Así, como en los años de la infancia, perseguido por el viento tras la bicicleta.