Has inspirado de norte a sur todo lo que escribo, todo lo que canto y celebro para darle una oportunidad a la alegría. Me haces recuperar el habla después de los quebrantos, le das vida a mi empeño después de los fracasos. Si yo pudiera en este momento estrecharte, lo haría como el águila se prende de la corriente de aire para volar cada vez más alto, como el tordo invoca a su comuna para izar el peso muerto de sus alas cuando ha caído inevitablemente del árbol, y su canto es un gorjeo casi imperceptible. Que te amo, no puedo expresarlo de otro modo, ni con soneto, ni con décima, ni con himno ni con oda, solo con este pronunciamiento bisílabo que es el argumento de una novela, de un drama, de un cántico infinito que diariamente escribo para ti. Yo que pensaba llegar a esta edad desprovisto de argumentos, cansado de todo, de la vida, de los sueños y de la literatura, hoy te confieso ilustre conocida que llego a esta etapa con todo, porque llego contigo. Contigo que eres imagen de mi labor de artesano de la palabra, de alfarero de las tonadas marineras con las cuales reivindico mi gratitud por estar vivo. Nunca has sido ajena a mi bullicio, desde siempre tu presencia salta en el redoble que la guitarra le imprime a mi fandango, en el verso que disfruta la fortuna de ser dicho, en el silbo que comedido tarareo. Estoy prendado de tus rizos, ilustre conocida, del embrujo de tu cara iluminada por la luna creciente en algún lugar de esta playa agorera que habito. Dame la fortuna de estar siempre cerca de ti, ilustre conocida, verás que yo jamás te voy a defraudar, en el sentido de tener lo mejor de mi canto para ti. Te amo, ilustre conocida, fervientemente, y no habrá advertencia ni querella que me haga desistir. Miro tus ojos negros, miro tu boca dulce y conmemoro el perfil de tu semblante que, desde hoy, para siempre, acompañará a mis tonadas escritas en la comba del cielo, ahí donde también eres estrella de la constelación que observo, diariamente, para llenarme de luz y de ilusiones, de vida y esperanza. Me voy por el momento, ilustre conocida, pero sabes que no me voy del todo para ti, porque tu ser ondula siempre en todo lo que escribo, en todo lo que digo y en todo lo que canto.
Fer Amaya