César Rito Salinas
La libreta con hojas blancas se convierte en territorio electoral, quien empuña el lápiz sufraga. Personal del Instituto Electoral me comparte lápiz y borrador, sacapuntas para realizar esta escritura. Al escribir será lo más cercano que me mantenga de los comicios.
Cada noche sufrago, elijo, una escritura vence a otra que permanecerá en el interior de mis sentidos.
Cada noche decido entre el azul y el verde, amarillo. En la madrugada se deslavan los colores electorales.
Me reconozco hombre de izquierdas. El sufragio es un símbolo, contiene emociones, 570 pasiones.
El voto representa seres y permanencias, una ecuación: elección + derrota = geografía. La escritura es una brecha que anula el resultado electoral.
Escribir me hace ciudadano crítico que cuestiona a sus gobernantes.
La urna como la metáfora de la esperanza del individuo para alcanzar un tiempo mejor, que no existe.
La oscuridad de la noche se cristaliza en la libreta. La libreta es el poema. En las líneas de la libreta, las hojas blancas, el lápiz de punta negra. La escritura/elección surge del siniestro deseo de empuñar el lápiz contra uno mismo, insensible leñador que empuña la veloz y afilada haca contra el árbol.
Escribir/sufragar es sostener el desprecio contra la actividad que te arranca el sueño. En ese desprecio opera la maquinaria que mueve la escritura/elección, ir contra uno mismo.
La libreta me hace volver a casa.
La libreta en la que escribo lleva una ilustración, dos barcas a remo avanzan entre la borrasca. Me acerco a la libreta, espero conocer la suerte de los remeros.
Así hago esta escritura/elección, entre zozobras.
Siento que soy yo uno de los remeros. Por qué escribir es andar sobre lo adverso. Hago el camino para concretar la elección entre la tormenta.
¿Por qué no hago la escritura/elección con un mar tranquilo?
El conflicto es el inicio de la batalla, el territorio de los héroes. Quien hace la escritura/elección se detiene frente al crimen.
