César Rito Salinas
El cartel de letras grandes recibe a quien camina por la céntrica calle del municipio: Favor de no amarrar los caballos al farol. Atte. H. Ayuntamiento Constitucional
El viento que baja de San José Pacífico gime, crucificado al poste del telégrafo, hay pueblos que nacen junto al camino en espera de noticias buenas.
Los habitan mujeres vestidas de luto, huérfanos. ¿Por qué pintan de amarillo el barandal de los puentes? El amarillo despierta entre los enamorados el gusto por las despedidas.
La gente anda con su nombre desde los tiempos de Juárez, antes de Juárez la persona llevaba el nombre de su tierra o su oficio, el de una seña.
Dos
La llovizna cae, terca y necia, insite en convertirse en aguacero pero se detiene ante la fanta de fuerza de su mano izquierda.
Para crear el mejor escabeche del mundo se requiere desnudar sin lágrimas la cebolla. Mirar de frente al fuego. Ubicar con tiempo la hoja de laurel, cortada en cuarto menguante.
Trabajar con esmero la sal de grano para disponerla en conversación amorosa sobre asuntos de las profundidades del mar con el pulpo. Inventarse un abuelo con tierras y olivares. Meter las manos hasta el fondo en la tarde para sacarle sabores de infancia en un laboratorio secreto.
Escribir la fórmula con tinta de limón persa, para que la letra sea transparente; lejos de la mirada de la envidia, que todo lo pudre. Y contar con la aprobación necesaria de una mamá buena, que siempre anda enamorada del olor marino que brota entre timideces de la tapa del frasco grande de cristal.