César Rito Salinas
Ahora que están tan de moda en nuestra ciudad los líderes sociales, los profesores de primaria que quieren hacer la revolución desde quiero traer a cuento a un verdadero profesor revolucionario, dominicano él, hombre de letras y acción que se opuso a la dictadura del tirano Rafael Leónidas Trujillo, tirano este sí de verdad y no como otros, que fueron nombrados por propagandistas enanos de esa forma sin serlo.
Juan Bosch, 1909, La Vega, República Dominicana, el gran cuentista de América.
Comparto esta enumeración dispersa, realizada a vuelo de lectura, de su trabajo -su pensamiento- en el género del cuento.
- Comenzar bien un cuento y llevarlo hacia su final sin una digresión, sin una debilidad, sin un desvío: he ahí, en pocas palabras, el núcleo de la técnica del cuento.
- La primera tarea que el cuentista debe imponerse es la de aprender a distinguir con precisión cuál hecho puede ser tema de un cuento.
- El cuentista debe iniciarse con el protagonista en acción, física y psicológica, pero en acción; el principio no debe hallarse a mucha distancia del meollo mismo del cuento, a fin de evitar que el lector mismo se canse.
- Una sola frase, aun siendo de tres palabras, que no esté lógica y entrañablemente justificada, por ese destino manchará el cuento y le quitará esplendor y fuerza.
- Si bien el cuentista tiene que tomar un hecho y aislarlo de sus apariencias para construir sobre él su obra, no basta para el caso un hecho cualquiera; debe ser un hecho humano o que conmueva a los hombres, y debe tener categoría universal.
- Cada cuento es un universo en sí mismo, que demanda el don creador en quien lo realiza.
- El cuento es breve porque se halla limitado a relatar un hecho y nada más que uno.
- en la naturaleza activa del cuento reside su poder de atracción, que alcanza a todos los hombres de todas las razas en todos los tiempos.
Bien. Ahí queda este obsequio para los jóvenes maestros, profesores de primaria ellos, y para aquellos otros jóvenes citadinos, muy modernos ellos, que intentan levantar las letras oaxaqueñas.
Por ahora no se les desea más que entregarles este obsequio, unas letras de hombre que peleó por su patria, Juan Bosch.