Por Rodrigo Islas Brito
Mezcalería Cuish llega a su reinauguración oficial este cinco de octubre en su nuevo domicilio ubicado en Porfirio Díaz 1203, el camino para llegar a este momento ha sido duro, sobre todo por una adversidad a la que el gerente del primer establecimiento con permiso operativo de mezcalería en la Ciudad de Oaxaca, Félix Monterroza identifica como surgida del odio más profundo e irracional.
Antes de pasar a la parte del asedio y acoso contra el Cuish vale recordar que es en 2008 cuando Monterroza retoma el expendio de mezcal de sus padres productores de esta ancestral bebida, el cual estuvo funcionando de 1987 a 1996. Originarios de Matatlán, la familia Monterroza tiene una larga tradición de siembra de maguey y venta y comercialización de su famoso derivado, pues el mezcal ha poseído desde tiempos inmemoriales una función ceremonial en las fiestas patronales de su pueblo.
Esto trajo consigo una historia de quince años de existencia del Cuish teniendo como primera locación una casa ubicada en las últimas calles de Díaz Ordaz, en inmediaciones de la Central de Abastos. Donde, a raíz de la pandemia, las ventas empezaron a decrecer notoriamente y la inseguridad comenzó a irse en picada, sufriendo el establecimiento hasta tres asaltos y robos registrados en muy poco tiempo.
En la búsqueda de mejores perspectivas para el negocio, la búsqueda inició en los primeros cuadros del Centro Histórico de la Ciudad de Oaxaca, enfrentándose a una realidad constante de rentas carísimas de cuarenta a sesenta mil pesos mensuales. “Sabemos claro que no podemos estar cerca de un kinder, de una escuela, de una iglesia. Así que finalmente encontramos un lugar económico, centrico, que no se volaba tanto en sus costos”, narra el comerciante.
“Cumplimos con todos los requisitos: uso de suelo, protección civil, medio ambiente, sanidad, estudio acústico, comercio establecido. Logramos superar estas etapas tan profundamente burocráticas cumpliendo con todo lo que nos pidieron. Llegamos a la etapa de la anuencia vecinal, hubo vecinos y clientes que estuvieron a favor y otros vecinos a los que no les interesó el tema, pero la señora Andrea Teresa Castro Jarquín decidió que ella solita era la dueña de la calle y empezó a decir que no, que no y que no”, declara Félix
El entrevistado narra que la citada persona fue a buscar secundar su negativa con la presidenta del convive del Barrio de Xochimilco, cuando el Cuish está en territorio de la Colonia Figueroa, la convenció de que la mezcalería iba contra la tranquilidad del lugar. “Empezó a juntar firmas de la colonia Estrella y la Cascada que están ubicadas a muchas calles y avenidas de donde nosotros estamos ubicados”, apuntala el productor y vendedor mezcalero.
A partir de ahí, Monterroza narra que los días por venir estuvieron plagados de un acoso e intimidación constante, con la señora Andrea armando historias sobre porque el Cuish no debería estar abierto. “No entiendo el origen de ese odio, los chismes que se empezaron a inventar eran ridículos, como que, como veníamos de un lugar muy cercano a la Central de Abastos, íbamos a empezar a traer prostitutas. ¿En qué cabeza cabe inventar algo así?”, cuenta y reflexiona Monterroza
“Y luego, como somos foráneos al barrio de Xochimilco, en donde, insisto, geográficamente no nos encontramos, la señora empezó a decir que no podemos estar aquí. Fuimos al municipio a tratar de conciliar con la vecina, a que nos diera una oportunidad de diálogo. Se le invitó tres veces por parte del jurídico del municipio y ella nunca se apareció. Y la verdad es que no puede ser, hemos avanzado como sociedad mucho en el tema de derechos, como para que a estas alturas alguien quiera seguir queriendo imponer el aquí solo mis chicharrones truenan, los cacicazgos ya no van”, expresa el gerente del Cuish
Narra que el año pasado, la citada vecina que vive justo enfrente de la mezcalería, se la pasó todo el tiempo grabando desde su azotea a los que entraban y salían del establecimiento. Montando en cólera cuando finalmente se aprobó el permiso de operación del Cuish. Coincidiendo con la aparición, a los pocos días, de tres tipos con discursos intimidatorios.
“Uno de ellos se quedó en el coche. Nos empezaron a cuestionar que cómo y quién nos había autorizado el permiso. Insistían que alguna tranza debimos haber hecho, sobre todo tomando en cuenta que la policía ha levantado a la gente que se pone a tomar cerveza al lado del Modelorama que está aquí cerca. Checando las cámaras, estuvieron dos horas afuera del establecimiento y se tardaron 15 minutos adentro en darnos a conocer sus teorías conspirativas, lo cual habla de una obsesión que se podría considerar peligrosa”, asegura Monterroza
El gerente del Cuish declara que en respuesta a este acoso y atosigamiento se ha interpuesto ya una demanda civil que está actualmente en trámite ante las autoridades correspondientes, la cual contempla el hostigamiento y difamación de los que ha sido objeto el establecimiento. “No somos un lugar que incentiva la delincuencia”, como asegura todo el tiempo la vecina. En su irracionalidad yo puedo notar mucho racismo y discriminación. Basta recordar que en una asamblea d maestros mezcaleros, la señora se apareció y nos dijo a todos -pinches indios-”, declara Monterroza.
Para el comerciante, tanto ánimo adverso no son más que prejuicios puros y duros. “Incluso la señora puso una lona que ya quitó donde aseguraba que nosotros sobornamos al presidente municipal Francisco Martínez Neri y sus regidores, ¿de dónde? Si así hubiera sido, no nos hubiéramos tardado un año haciendo el trámite”, marra Félix Monterroza con gesto de que historias como esas le sobran.
Se le pregunta a Félix qué significado pueden tener las actitudes vecinales narradas de cara a la gentrificación absoluta que vive la ciudad. “Veo un panorama de absoluta hipocresía, mientras a nosotros nos tachan de foráneos y pinches indios, al mismo tiempo se le abre la puerta al extranjero con billete. Nos quieren convencer de que es natural que nosotros, por pertenecer a una comunidad indígena, ahora no tengamos derecho a trabajar en el centro de la ciudad y no lo es en absoluto”, responde Monterroza.
“He sabido de muchos casos de cafés, fondas, restaurantes e incluso un espacio de parteras que los corrieron porque no son del barrio, ¿qué te pueden hacer unas parteras? Es demencial, en el Cuish no somos una transnacional, somos un grupo de productoras y productores de mezcal que trabajan para ganarse la vida”, explica el entrevistado sobre una asociación que ha organizado varios encuentros estatales y nacionales de maestras y maestros mezcaleros
“No puede continuar esta beligerancia por parte de la señora; la justicia tiene que prevalecer. Hicimos una demanda civil. Mucha gente ha mostrado su solidaridad porque conocen el proyecto, porque saben lo que es resistir y seguir en la lucha. Este es un espacio conquistado por los productores de mezcal. Si hubiera estado yo solo, el proyecto nunca hubiera prosperado. Somos una mezcalería, no un antro que afuera dice mezcalería”, declara Félix Monterroza
Cabe agregar que El Cuish está conformado legalmente por seis maestros mezcaleros, y poblado por el esfuerzo y productos de 64 productores y productoras de mezcal, quienes tienen que sobrellevar todos los días una competencia desleal contra marcas extranjeras de mezcal, donde un pequeño productor tiene que pagar exactamente los mismos 53 por ciento de impuestos, y 16 por ciento de IVA e ISR que una empresa enorme transnacional que además evade impuestos. Razón por la cual, según estudios, hoy existen seis mil marcas de mezcal que son clandestinas, pues solo a 600 marcas les salen las cuentas para lograr estar en regla.