Hay veces en que el puente Valerio levanta preguntas, pide su escritura; hay horas en que el viento mira caer el sol desde el cerro del Fortín y las nubes envueltas en la luz bermeja cuestionan, ¿dónde están las letras de Oaxaca? Las calles de la ciudad que caminó José María Bustamante -el primer periodista de América- preguntan por sus letras; los árboles del zócalo que vieron pasar a los hermanos Flores Magón, las banquetas que caminó Jacobo Dalevuelta (Fernando Ramírez de Aguilar), piden a gritos la escritura que las haga permanecer más allá del tiempo y el lugar que se levanta sobre los mil 500 metros de altura sobre el nivel del mar, insisten: ¿dónde estarán las letras de Oaxaca? ¿Quién las hará?
El mismo apotegma de Juárez escrito en letras de piedras pintadas de cal -la frase a la que manos anónimas le robaron cableado y focos-, pide letras que levanten su presencia, preguntan, ¿dónde estará la cronista de Oaxaca?
Quién lo dijera, la respuesta a estas preguntas llega envuelta en las páginas del Fanzine del Taller de Poesía Sarita, Le Fanzine, de Tampico, Tamaulipas, páginas 61 a 67, trae la crónica El diente de Buda, de Arlen Pimentel.
La columna vertebral de la escritura se ubica en el viaje, una característica muy oaxaqueña, la migración.
No diré más del relato, sólo sembraré el interés; Arlen es originaria de Oaxaca, anticipo que las generaciones arman las corrientes literarias, los estilos que circulan por el mundo. En su tiempo fue Alfonso Reyes, Leopoldo Lugones, Borges; Virginia Wolf, Margarita Yourcenar, Wislawa Szymborska; Yuco Mishima, Salvador Elizondo o Margarita Dalton. Autoras, autores que dieron a conocer una forma singular de mirar el pueblo, desde la lejanía, desde otra tradición.
La escritura tiene esto, pertenece a los emigrados, a los que no se hayan, a los que se buscan y no se encuentran y sus temas tratan de lejanías, migraciones, viajes, seguidores de Homero.
La forma de mirar del que no se sabe sobre la tierra, o del que escribe sin un punto en la tierra al que podría adherirse. Y a ese grupo de escritores pertenece Arlen, que este próximo 22 por la tarde, a las 18:00, presentará junto con el editor de Le Fanzine, Rodrigo Brondo, en mezcalería CUISH, las letras de una crónica de un sitio lejano que van y vuelven; que, sin remedio, vuelan y vuelven a Oaxaca, el sitio de su nacimiento.