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viernes, noviembre 22, 2024

El largo viaje que nunca termina

Reportajes

César Rito Salinas

La escritura viene entre recuerdos, falsas historias que imaginé o pensé en aquel viaje que hacíamos con mi padre del puerto al pueblo.
Comida para gato
Escribo te escribo. La distancia es el mejor espacio para desarrollar la letra.
Agua embotellada
¿Qué entiendes cuando escribo me gustas? Pasa la mañana con sus obligaciones, lleva de una correa roja a caminar a sus perros. Pasa el cuerpo entrenado de una mujer, en la actividad de la mañana pervive un sentido estético, el cuerpo busca la coordinación de los colores desde las agujetas a la dona que amarra sus cabellos. La mañana es el espacio del muro donde cuelga la obra.
Agua embotellada
¿Qué entiendes cuando escribo me gustas? Hay un enjambre de abejas que se concentran en el cristal del edificio. Las abejas miran su reflejo en el cristal y se gustan. Con el deseo de amante nuevo construyen su colmena. El panal crece sobre el cristal como el cáncer bajo la piel. Grande, tan grande como una pelota de básquet. Todos los días las abejas al salir al trabajo se observan en el cristal y se reconocen bellas. El cristal resulta el mejor espacio para construir una casa. La transpiración forma mil soles. El paso del sol lleva una ruta inversa sobre el cristal, se pone-nace. Desaparece la bola de fuego y deja la luz donde la abeja es reina.
Jabón para los trastes
Hablo con los muertos, todo tan cotidiano y normal como hablar dormido, caminar. Los muertos tienen su muy particular sentido del espacio, hacen la vida desde el aire. Llevan la cara untada de polvo, para que nadie los reconozca. Adoran los cuentos de fantasmas y aparecidos, para que el mundo y los vivos los dejen en paz.
Pasta para los dientes
Las mujeres se engalanan para dar la sepultura.

El viaje de regreso
Existe un principio de cordialidad en la mancha. Sobre el papel se extiende la tinta negra, no con el papel que la contiene, si con el lector. Todo ocurre en la luz, la razón se funda en el principio óptico de la reflexión de la luz. La mancha de tinta sobre el papel absorbe luz, hace la letra. La letra cabalga sobre lomos blancos. Así, todo fluidez y espanto, desparpajo hasta que se rompe la pata su cabalgadura y se derrumba la cosa que llamamos texto.

Erizo de mar
Me hundo en el espacio líquido que forman los signos de puntuación. Mastico el punto y coma, sabe a erizo de mar. Converso con el punto y seguido que se mantiene distante sobre el cable del tendido eléctrico. Saludo a la coma, llega travestida. Porta un traje para cada suspiro, enumera su estancia como una madre que cuenta hijos y maletas, marido, en la terminal de autobuses. Es linda y esquiva, la coma. Pasa como una señora, traje largo y sombrero de plumas. El punto y aparte la espera al final de la noche, señor con sombrero y bastón. Todo hace el camino del garabato, el son del corazón. Salen de la terminal de camiones los signos de puntuación, en la calle levantan el dedo meñique para que un conductor se detenga y los lleve.

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