César Rito Salinas
Hay que decirlo, nuestro mar no es el mar de las aventuras, no hay registro para las islas con tesoros ocultos, corsarios; digo que tanto silencio sobre sus aguas nombra. El mar del Istmo sirvió para los trabajos forzados, la locura.
Nuestro mar fue un sitio especial para la Corona española, fue puerto astillero; de Bahía la Ventosa salieron las naves a marear la masa de agua que llevaría por nombre Océano Pacífico; desde este punto, La Ventosa, agencia municipal que recibe los desechos de la refinería petrolera, se armaron las cartas de navegación que dieron travesía al Mar Bermejo, Mar de Cortés, que une el macizo continental con la península de la Baja y Alta California. El primer punto de arribo fue La Santa Cruz, hoy La Paz. Desde nuestro mar se carteó el Océano Pacífico. ¿Por qué no se escribe de esto? En nuestro mar se iniciaron las cartas de navegación para el lejano oriente, China, Japón.
Lo tengo claro.
Todo lo que se necesita para qu el poema ocurra
son las primeras palabras (Cesare Pavese):
Hablar frente al espejo, mirar los gatos.
Digo silla y aparece un mono sentado, que pinta.