César Rito Salinas
Para Jatsiry Aseret Rito Olivares,
en la celebración del día de su 13 cumpleaños
Hay imágenes que nunca logramos olvidar, que se reconstruyen con el tiempo. El jueves amaneció con lluvia, señal del momento para contar historias.
Escribo y me detengo, ¿qué forma la lectura? La atmósfera. ¿Qué es lo que se cuenta en una tarde con lluvia, el día de cumpleaños de la pequeña Jatsi? No lo sé, pero me gustaría saberlo.
En el escritorio reposa el boceto, cuatro personajes para un grabado. En medio de una lluvia de flechas, el personaje a la izquierda levanta la espada, su escudo, mientras emprende la retirada. Es perseguido por un soldado con sombrero, yelmo y espada, escudo. Al lado de ellos dos personajes diminutos hacen figuras, piruetas en patineta. ¿de dónde salieron las patinetas en medio de una guerra? No lo sé, pero esto es lo que aparece en el boceto.
Abuelo, quedaste de contar un cuento para Jatsi, por su cumpleaños -dice Narval. __Ah, bien, tienes razón. Esta historia me la contó la inteligencia artificial (IA). El tono del relato es aventurero y optimista, con toques de misterio y amistad. Trata de una niña, Luna, perdida en el bosque encantado. Bueno, no es que la niña supiera que el bosque estaba encantado, no. Las niñas no se buscan problemas, solo son observadoras -la observación las lleva a indagar el porqué de las cosas. Y se meten en algunos enredos, de los que salen muy bien libradas. Les digo: Luna se perdió en el bosque, pero no me adelanto. No hay bosque lejano sin un pueblo lejano, en el pueblo al que llegó le contaron a Luna historias del bosque encantado. Pero no les creyó. Un día, paseando por el río de aguas cristalinas, la niña Luna -no lo había mencionado, a los abuelos se nos olvidan las cosas con mucha frecuencia-, Luna era una niña de trece años, le gustaban nadar y leer, por eso se acercó al río, llevaba un libro y su cuaderno en la mano y entre las piedras de la ribera encontró un mapa. __El mapa de un tesoro -dijo Narval. __Aguarden, dejen ver cómo va la historia de IA. Pasaron unos minutos, Jatsi fue sirvió un poco de agua, en la mesa había una jarra con agua de naranja que preparó la mamá de la pequeña. En el cielo rugió el motor de un avión, ladraron los perros. La lluvia caía lenta. __Ya lo tengo -dijo abuelo-, resulta que a la pequeña Luna estaba acompañada por su amigo León, los dos hicieron el paseo al bosque. ¿Luna caminaba con un león? -dijo Jatsi.
__No, León era el nombre de un niño del pueblo -dijo Narval.
__No te adelantes, siempre te adelantas a las historias -protestó Jatsi.
Bueno. La niña entró al bosque en compañía de su amigo León. Avanzaron un poco y escucharon ruidos extraños, como de quejidos y cadenas que ruedan al caer. Había entrado la noche. Los niños seguían las instrucciones del mapa del tesoro, pero pasaba el tiempo y no encontraban el árbol seco junto a una roca blanca, que era la señal que indicaba el sitio del tesoro.
Al poco rato encontraron a una mujer, venía con ojos de angustia.
__No puedo encontrar la salida del bosque -dijo a los niños.
Pero Luna, que era muy inteligente, ya había leído en su libro la historia de las personas que se pierden en el bosque, entonces mientras se adentraban en aquel bosque fie dejando las hojas de su cuaderno.
Ella no se separaba de su libro y su cuaderno.
Sabía muchas historias.
__Dejó la ruta del camino de vuelta -dijo Narval.
__Eso -dijo Jatsi-, la niña Luna era muy lista.
Adelante encontraron a unos ancianos, que también habían encontrado entra las piedras del río la hoja con el mapa del tesoro.
__El mapa fue duplicado -dijo Luna-, se trata de una estratagema para extraviar a las personas por el bosque.
__Para descubrir a los ambiciosos -dijo Narval.
Sin pérdida de tiempo la niña Luna indicó a los adultos mayores la ruta de salida, marcada por las hojas del cuaderno.
Caminaron un poco más, pero jamás encontraron la roca blanca. En el camino del bosque Luna y su amigo León supieron del valor de la amistad, pero sobre todo supieron de la importancia de las palabras precisas ante la emergencia.
__Tenemos que hablar para espantar el peligro -dijo Jatsi.
__Yo prefiero cantar -dijo Narval-, cantar es emocionante.
Luna y su amigo León se reunieron en el río con las personas que habían rescatado de aquel falso bosque encantado. La niña tuvo una idea, prender fuego al mapa del tesoro, las tres copias, para que otros niños no cayeran en el engaño.
La gata Catalina trepa al escritorio y derriba el boceto de los cuatro personajes en guerra, sostenido contra una taza de té. Aquel dibujo era algo extraño. Los gatos son encaminadores del misterio. El boceto apareció una noche de trabajo, mientras tomaba un descanso de la escritura. Se había quedado ahí, entre papeles, no recuerdo en qué día lo trabajé -pudo ser de la semana pasada o mucho tiempo atrás. De pronto, al mover la libreta al investigar sobre un dato de los índices de lectura en la ciudad que me hacían falta para terminar el artículo que escribía, apareció de la nada. Al volver de la cocina con una taza de té, jengibre con manzanilla, pude ver que de aquellos cuatro personajes observados en la mañana apareció el contorno de un bosque, la alta copa de los árboles, en medio del negro paisaje pude distinguir que brotaban los trazos de una piedra blanca.