César Rito Salinas
Siempre, ante la imagen, estamos ante el tiempo.
GEORGES DIDI-HUBERMAN, Ante el tiempo
Hay otro novelista,
el que duerme
larga siesta,
el que trabaja
hasta la hora
del alba.
El que corre su falta de sueño
entre imágenes,
sonidos
que agradan
(adora
la música
callejera de Nueva Orleans).
Perdió amistades
por incumplir
horarios.
Tuvo amigos que disculparon
su inasistencia.
Otros,
infranqueables,
se alejaron.
Los perros de su casa lo saben,
al hombre le cae de peso
escuchar ruido
al mediodía.
Si tocas a su puerta
escucharán el silencio
donde juega
el viento en el patio,
como apacible
agua
que corre
cristalina
en el arroyo.
Se desayuna a las siete de la tarde,
en lugar de tortillas
acompaña
la carne
con
brócolis.
Ama el ritmo de las cantantes negras
pubertas.
Aprendió a leer
con un ojo.
Pasada la hora de los noticieros
un sonido,
un sabor,
una idea
incompleta expresada
en la adolescencia
lo lleva al trasto
de las palabras.
Defiende la forma de las noticias
como único modo
para ordenar
el caos.
Sobra decir
que habla
con los muertos.
Abre los ojos por la mañana
para descubrir
que las cosas
permanecen
en el sitio
donde las imaginó
la noche anterior.
(cortina, la ventana,
Ventilador)
“Bebe agua”,
le recomienda su amada.
El uso horario
lo hace alejarse
de obligaciones.
Pocos aceptarían un café
a la madrugada.
Gusta de estar informado,
escucha
noticieros de radio
que inician
en
la
madrugada.
Puede identificar
la mentira
en gargantas
desmañanadas.
Mientras trabaja
imagina
parques,
panteones,
rostros de bailarinas.
Habita la naturaleza que inicia al ser nombrada
Aquella
que necesita las palabras
para concretarse.
Habita en la Margarita Maza,
amigo de secuestradores,
policías,
estudiantes,
gente del gobierno municipal.
Su trabajo depende
de cierta precisión
al momento de nombrar
el territorio.
En la pantalla se hace la vida
sin quejasni lamentos.