César Rito Salinas
Encima del ventarrón la muchacha, la falda de la muchacha, los brazos morenos de la muchacha que intenta bajar la falda para que no se le miren los calzones, para que las mujeres del puerto no señalen sus piernas flacas, su espalda seca. Encima del ventarrón la arena que muerde impune las nalgas de la muchacha, su casi pecho, su rostro de virgen tierna. Contra el ventarrón la muchacha camina en la calle, la figura inclinada contra el aire, los cabellos arrebatados como lenguas de demonios.
La voluntad recia de la muchacha para hacerse a la calle con mal tiempo. Debajo del ventarrón yo, sombra de cantina, el puerto que se cierra a la navegación, entristecido, el mar.
Luego del sismo del 7 de septiembre, aunque los trabajos de reconstrucción de viviendas aún no inician debido a la carestía de materiales y la falta de mano de obra, pesa sobre las familias que ocupan el albergue Calvario, cuarta sección, la amenaza de desalojo por parte del DIF Oaxaca, en los próximos quince días.
La madre de familia Elsa López Jiménez narró que en la música regional su hijo Jerson Natanael encontró alivio a la tensión sicológica que padece, “pasamos la noche en el albergue porque la casa quedó afectada por el sismo y sus réplicas, no tenemos confianza para volver a pasar la noche en ella, la reconstrucción no inicia, y en la casa dañada están los recuerdos que causan terror a mi hijo”.
Con la música, dijo con tristeza la mujer, al pequeño Jerson se olvidó el miedo a la tierra que tiembla, a la noche y sus murmullos, las sombras, la amenaza que está en las calles modificadas, los escombros.
Pasados los primeros días del sismo el profesor Héctor Sánchez Santiago tomó la educación musical de 20 pequeños refugiados en el albergue, les enseñó solfeo y a distinguir las notas que marca con los instrumentos, “con la música el miedo desaparece”, señaló la madre Elsa López Jiménez.
Los padres de familia pidieron al director de Cultura del ayuntamiento juchiteco, Miguel Jiménez, que continúe el apoyo para la instrucción musical, “porque los niños están muy afectados emocionalmente”.