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miércoles, julio 3, 2024

El relato y el hurto

Reportajes

César Rito

Contrario a lo que piensa el común de la gente, la historia nos muestra que las personas con una conducta ética son aquellas que no detienen, sino que van tras los deseos, ese espacio que en la Grecia antigua se llamó destino. Son los héroes los que cumplen el destino -en otro orden de relación podría afirmarse que los llamados héroes son aquellos que leen mal las palabras escritas en el oráculo, por esa mala lectura padecen peligros. El novelista norteamericano William Faulkner dijo en una entrevista que cualquiera podía ser un novelista, “incluso un abigeo”. La respuesta del premio Nobel nos deja en una controversia, ¿quién narra? Son los roba ganado, el delincuente, quienes llevan el relato. La respuesta tiene que ver algo con la construcción, el artificio, la forma que ocupan las narraciones. En la noche de los instintos hay hombres que brincan la cuerda como lo hacen políticos o los comerciantes en las horas del día. El hombre frente al ganado busca su progreso al amparo de la luna como otros hombres lo persiguen protegidos por el silencio del parlamento o bajo la luz artificial de un comercio abierto en la calle populosa. La luna promueve el delito, por alcahueta (ella fomenta la narración). Enfrente se mueve el ganado como el mar apacible en la bahía. Las reses mantienen su lucha contra las garrapatas, los murciélagos.
_ Voy a saltar –dijo el hombre. En las praderas o las ciudades la luz de la luna alumbra el delito y al mismo tiempo cae sobre la memoriosa escritura. Llegan las palabras como tropel de reses gordas sobre la tierra seca. El delito a veces está enfrente, corre ligero el aire que mueve las hojas de los árboles. En la noche las líneas del cuaderno están dispuestas como gradas solitarias de los hospitales o estantes surtidos del comercio, minutos antes que alguien pida la palabra y salte para cometer el delito. Hay que tener el ánimo de abigeos para animar a las palabras, recursos propios. Lo dijo Faulkner en su entrevista a la The Paris Review, cualquiera puede ser un novelista, “cualquier incluso un abigeo”. _ Voy a saltar.
Si, lo dijo Faulkner, cualquiera puede escribir una novela -lo que olvidó comentar en aquella entrevista es cuáles son las condiciones para que una persona se dedique a robar ganado.

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