César Rito Salinas
Una gota es una gota de agua sobre la cara de la piedra.
Su superficie perfecta y clara refleja todo, a un caballero vestido de negro como un mago o un clarividente, del sombrero al bastón.
Al panteonero y a la princesa; al mar con todos sus millones de gotas de agua que contiene y a una celda con su carcelero cruel y su rata negra.
Refleja al cielo azul y alto con nubes escasas como el inclemente cielo de mi pueblo.
Y la sonrisa al atardecer de una mujer enamorada.
Los pasos largos y rápidos de un adolescente que juega incansable con sus manos, que acude al parque público municipal a encontrarse con su enamorada.
La diminuta superficie de la gota refleja los pasos de una mujer vestida toda de negro atada a un ramo de flores blancas y amarillas en la mañana del dìa domingo, también.
El rostro reflejado en el agua
