César Rito Salinas
La poesía es, qué bueno, la loca de la casa, la hija que los señores esconden, la hermana que quisiéramos tener bajo llave. La poesía es -en el suelo del andén- la separación de los amantes.
Duele sin medida; la poesía es, en el mismo andén de la tristeza, el oloroso pañuelo que una mujer desconocida ofrece al hombre que llora.
Historia antigua, augurio, pájaros que cantan, presencias inubicables que rompen espinas, cadenas, cárceles, ruidos en la noche que se borran, al encender la lámpara -estrella en la marejada-, noche de espejos, reflejos con aves, caballos, navíos, panorama cataratas que bañan piedras, pinos, cielos, ardorosos mares, vacíos, precipicios, nubes, soles, geometrías, galeras y cuadernas, tirremes, luciérnagas que pasan -vuelan, caminan, reptan- sobre tu piel que nombra la añoranza, ilusión, reconocimiento.
La poesía es el hueco que existe entre la mejilla y el hombro, aun aire denso, quemado, el apoyo del que sufre y se agarra al clavo inhabitable que arde.
Línea que es diálogo, arroyo que canta signo dibujado con una lápiz extraviado la infancia, rostro entristecido, mirada que me alcanza el sendero de la revelación, del misterio, incógnita, cercanía, luz que forma el encuentro, armonía que rompe el espacio, fisura que vuelve a los silencios, las soledades, distancias, malos entendidos, presagios que desaparecen cuando te descubres junto a la yema de mis dedos.
La poesía es el tren con retraso, una prisa; la poesía es la embarcación que regresa a puerto por descompostura en la bobina del motor.
La poesía salva, cura, espanta a la muerte.
Siempre habrá en la página de un libro de poemas el nombre de la mujer, un corazón, las afiladas jaras.
La poesía que tiene nombre, dedicatoria, dueña.
Porque hay mujeres que se adueñan de los poemas, destinatarias, hacedoras.
La poesía es la silla con respaldo oscuro que se aparece a media calle.
La poesía es algo que olvida la gente en la mesa del restaurante, como los lentes, la cartera, las llaves.
La poesía es la puerta bandera que abre hacia el mar y por donde entra el aire fresco de los océanos.
