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domingo, noviembre 24, 2024

En la punta de la lengua

Reportajes

César Rito Salinas

Exclusiva mundial, dijo el conductor cargado de anteojos para corregir de la miopía. El león de peluche reposaba sobre la alfombra como clara muestra de su estrategia, al pie de los escritores que hablaban de la presencia de lo narrado en la poesía.
Uno de ellos, el más viejo, recién había merecido el premio internacional de las letras.
El cigarro se consume lento, como capítulos de una novela, en la punta de la lengua humedecida. ¿Qué tiempo tarda en enconar en tu piel una espina de pescado? Resulta sorprendente que la gente compre libros de poesía antes de hacer un largo viaje en tren. El hombre que daba las noticias aquella noche permaneció un instante a cuadro con los ojos abiertos.
En cadena nacional se pudo observar cómo resbalaban sus lentes por el tabique de la nariz. Terminada la entrevista de los escritores del momento pasó el turno del león de peluche.
La bestia permaneció muda, dando clara muestra de su saber.
El conductor del noticiero mandó a corte comercial, se espera lo peor, dijo antes que aparecieran en la pantalla gris imágenes de mujeres en bañador, sismos lejanos, maremotos de otros mares, suicidios colectivos.
El asunto vial

  • Hay una forma sencilla de escribir las cosas sin que esa escritura cueste tanto esfuerzo de comprensión al lector -dijo el marinero.
  • Eso es imposible –dijo Lobo aquella noche de lectura en Babel, convocada por el 20 aniversario luctuoso de Bukowski.
    En la calle Porfirio Díaz, frente al café, se desarrollaba un alegato por un incidente vial, un taxi había golpeado un auto particular al momento de adelantar a la luz del semáforo en rojo. Luz amarilla. Los conductores descendieron de sus unidades para verificar los daños. El taxista, con sentido de clase solicitó apoyo de sus compañeros por la frecuencia de radio. Pronto el sitio se llenó de taxis. El conductor del otro vehículo involucrado era un hombre solo frente a los taxistas. La mujer que lo acompañaba, más por instinto solidario que por razones del corazón o de civilidad, defendió al desvalido. Los agentes de vialidad tardaban en llegar. Aquello era un mar de taxistas.
  • Hay una forma de decir las cosas de manera sencilla –dijo el marinero.
  • Si la hay –por fin aceptó Lobo-, pero eso es imposible de hacer en literatura –sentenció mientras las luces de una patrulla rebotaban en la noche.
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