César Rito Salinas
Las mujeres vestidas de negro nos vieron llegar y abrieron la reja, sirvieron cerveza; caía la tarde en la agencia municipal -polvo de oro.
En la esquina preguntamos al vendedor de dulces por una cantina que ofreciera botana, señaló con los ojos hacia el zaguán. Compramos cacahuates. En el patio de la agencia se juntaban los viejos, algunos niños, caía la tarde. La luna brillaba en lo alto. En el camino nos preguntamos si en el pueblo vendían cerveza. La caravana cultural traía rap, cuenta cuentos, poetas. Pasamos el retén de los militares, los muros de la agencia municipal tenían grietas y las puertas estaban cerradas con candado. En la cancha de básquet se juntó la gente, sobraban sillas. El cuenta cuentos terminó su participación con La Vaca Macarena que Puso un Huevo, la historia de la vaca cuestionada por las gallinas. La gente escuchó hasta el final, brindaron aplausos, esperaban regalos. Por un momento pensé que aquella tarde emergía de un recuerdo, no había zancudos. Salieron los poetas, la gente ya nos había visto tomar cerveza en la casa del zaguán. Las mujeres de negro que nos vendieron cerveza sentadas junto a la reja escucharon la participación; en el patio sonaba el enfriador. Arriba del parquecito brillaba la luna en un cielo sin estrellas. La gente se esperó hasta el final de la lectura, ya nos habían visto tomar cerveza, comer cacahuates. También al final se quedaron porque esperaban regalos. Cuando terminó el programa el agente municipal nos invitó a cenar tacos, desde la esquina iluminada de la agencia vimos retirarse a la gente.