César Rito Salinas
Ya nadie anda por los océanos bautizando botes de pesca con nombres de negras calientes y rumberas, Pilar. Por ejemplo.
El sitio de la historia patria del hombre son los libros que lee en su vida, los autores que trastocan su memoria, la palabras, la manera de arrimar las palabras de ciertos autores.
A la manera de José Emilio Pacheco, “-y tres o cuatro ríos”.
Entrados los años de la vida el hombre anhela el patio de la escuela primaria, enamorarse de su profesora de cuarto grado, de la compañera de grupo que anuda con mariposas de plástico la punta de la trenza castaña.
El hombre se torna conciencia de las palabras que le hacen su existencia, la patria, la calle, su barrio, la esquina.
Y sale a buscar la escritura de autores que lo guían en una tarde cargada de tristezas, desesperanza.