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viernes, octubre 18, 2024

Jardín San Francisco, Oaxaca

Reportajes

César Rito Salinas

Susan Sontag recomienda evitar la descripción, propone dotar de vida a lo mirado; en tanto, Joyce propone volver a nombrar el espacio para agregar sentido a la existencia.

Del espacio público bien podremos cambiar el eje de la mirada más allá del espacio cotidiano que nos contiene o el sitio que forma la distancia entre un punto y otro de la satisfacción de nuestras necesidades; podríamos mirar el espacio público, que se caracteriza por una arquitectura, como una pieza de arte.

Bien podríamos en cierta hora del día alcanzar la elaboración descripción de la pieza de arte.

Si pudiera decirse de una hora del día que retiene la luz, podría decirse que esa hora caería sobre las 16:45, cuando los espíritus retienen el sabor de la tierra, cuando el aire duele de espera y angustia y la piel anticipa el cambio de la luz a la oscuridad.

A esa hora, la luz convertida en líquido denso, dorado, sobre las pequeñas hojas verdes que cae sobre el ficus.

 El tronco grueso de su lado izquierdo, frente al hombre que lo mira en el jardín, se parte en dos. La cara derecha iluminada, verde; el lado izquierdo, oscurecido. ¿Cómo puede variar a un mismo instante el tono de la madera?

Lo vegetal crece bajo la luz.

Las ramas se elevan, buscan el cielo de zafiro. Corre el viento fuerte, se agitan las horas. Se espera que, de un momento a otro, caigan gotas de oro.

Algo submarino tiene la escena, de espacio sumergido que emerge.  En la tarde, mientras el hombre en la banca mira el árbol, la fuente sin agua crece en la sombra, su piedra cantera al centro del espacio.

En ese instante los ojos esperan mirar el contorno de las altas montañas, cerros pelones, cimas iluminadas, lejanas. Al fondo, junto al alto árbol, una pareja joven estalla en risas. Tras de ellos abren sus puertas accesorias que albergan laboratorios de análisis químicos; en frente, las puertas de la iglesia de San Francisco.

Al fondo, tras la calle, se levanta el muro del atrio de San Francisco.

¿Por qué a esta hora de la tarde Oaxaca duele? Pasaron quinientos años y pasarán otros quinientos más, la banca frente al árbol parece eterna como las nubes de Giorgione (La tempestad), nos contempla. Ligeramente recargado al extremo izquierdo de la imagen central.

La luz que cae dolorida sobre el árbol que presta sus fuertes ramas al viento. El ojo que mira indica que el cuadro está completo, la luz, las hojas, el personaje que mira la escena. La banca como instrumento de la representación.

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