César Rito Salinas
Marx
Hoy, como después de la Revolución de febrero de 1848, estos hombres dicen a la República lo que el verdugo decía a Don Carlos: “Je vais t’ assassiner, mais c’ est pour ton bien”. (Debo asesinarte, pero es por tu bien), Carlos Marx, La guerra civil en Francia.
La invitación
Hacer la lista de invitados la mañana de cumpleaños por ocio, por alegría, por compasión es la mejor forma para que no duela en la espalda el paso del tiempo. O una forma de negarse a aceptar el paso del tiempo (siempre entre los nombres hay un muerto) o de prestar oídos al argumento de merolico. Permanecer encerrado toda la mañana tras los cristales de la ventana mientras revienta el botón del rosal es una forma de querer al hígado, entrar mansamente en uno mismo a cargar la pila, seguro que la mujer atiende los preparativos de la fiesta.
Ella llegó a contarme su insomnio, “no le digo mis males a cualquiera”, dijo seriamente junto a la cortina de líneas azules.
Yo me encontraba metido en los recuerdos del primer matrimonio y buscaba algo a qué aferrarme para salir a flote. Guardé silencio.
_ Que fea es la gente con compromisos-, dijo ante mi mudez, con una amplia sonrisa. Para entonces había armado una frase, “todos guardamos el recuerdo del mar, el que hemos escuchado por vez primera; así vamos por el mundo, con la idea de encontrarlo”. _ Ya lo sé-, dijo ella, como si leyera mis pensamientos.