César Rito Salinas
Vuelvo a la esquina de la plegaria y ardo
en una bendición del repentino sol
Dylan Thomas, Plegaria
El que anda con lobos
se enseña
a convertirse
en cordero.
El sol del mediodía golpea los ojos,
transpiro por la ciudad de puertas cerradas,
busco una sombra.
Repentino sol.
¿Qué busco?
Otra ciudad oculta por seis veces
tras delgados escalones.
Me detengo junto al huizache,
Frente al silencio dialogo con el árbol:
No encuentro otra manera mejor
de conocer el mundo
que ir cavando hondo,
acercarse al hueso de la materia
con la pulida pala
de los poemas.
El sol ama al huizache, recibo su bendición
a su delgada sombra.