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viernes, noviembre 22, 2024

La escritura que nos mira

Reportajes


César Rito Salinas

Tenemos que ponernos a ejercer,
con paciencia, esta habilidad
hasta dominarla.
CATALINA RODRÍGUEZ FUENTES, Guía práctica
de escritura y redacción

Mientras Catalina duerme, escribo.
En la estufa puse a hervir agua para el té. Sixto Rodríguez canta con su voz de la hora del aficionado, entre nerviosa y asombrada -pero con una fuerza verdadera.
Mientras escribo formo una imagen -el texto es un objeto visual, lo primero que se trabaja es la forma que verá nuestro posible lector.
Este primer punto del texto aclara el mundo, se trata de avanzar en la escritura desde la percepción visual del otro -el posible lector-, desde ahí se establece la comprensión del contenido.
Escribir es mirar.
En un primer momento parecieran cosas distintas, escribir y mirar el objeto visual. Pero no. Las redes sociales nos periten adentrarnos en lo visual, lanzar la escritura desde la presentación.
¿Qué es lo primero que se lee de un texto? Los colores de la portada o los colores de la imagen que acompaña el post.
Escribir es mirar.
Desde el acto de mirar activamos la memoria.
__Oh, Lucía, come back to me -canta Sixto Rodríguez.
El agua hierve en la estufa.
Me aclaro conceptos sobre el tema -aquello que primero recibe el lector de un autor. “El texto escrito no es un boceto sino un cuadro terminado”, dice Catalina Fuentes Rodríguez en su Guía práctica de escritura y redacción, publicado por el Instituto Cervantes.
El escrito como objeto visual.
Es, primero, una imagen que se percibe globalmente y luego se procesa (se lee) el contenido. Lo saben muy bien los publicistas. Todos debemos ser como ellos y dominar el espacio en la página, “dibujar” lo que queremos decir. Esto va a condicionar la configuración de nuestro escrito, la disposición de los párrafos.
En la preceptiva que nos propone Fuentes Rodríguez hay un cambio de paradigma con referencia a los modelos del siglo pasado.
En aquellas clases de redacción, con su manual de Vivaldi, brotaba como una perla en el chiquero la frase que aterraba a profesores y alumnos: “Escribe claro quien piensa claro”.
¿Cómo llegar a la claridad del pensamiento? ¿Tendré que leer cientos, miles de libros para lograrlo?
Durante años, décadas, pude ver a cientos de jóvenes que de forma entusiasta ingresaban a la poesía y -tiempo después- desertaban.
Cientos. ¿Por qué no peleaban por su deseo de escribir poemas?
Porque no encontraban claridad en su pensamiento 8la claridad fija objetivo).
Pero ¿cómo pensar claro si a la mayoría de aquellas mentes las angustiaba la pobreza?
Pensar con claridad tiene mucho de posición social, de explotación, de poseer los medios para hacer la vida.
Yio era el hijo de una viuda analfabeta que hacía lo imposible por sacar adelante la educación de sus cinco hijos.
En aquel tiempo no pensaba a la escritura como el medio que me permitiría salir de la condición de pobreza.
Aquellos jóvenes poetas de los 80 solo querían dejar por escrito su emoción, su sentimiento, no alcanzar una estrategia que les permitiría cambiar las condiciones de su existencia.
Es más, en ese grupo pocos querían cambiar su situación, les gustaba vivir en el barrio, la colonia, tener las apuraciones económicas que vieron desde su infancia les daba la referencia concreta de su edad y su valor.
Así que no querían cambiar -no querían pensar claro.
Tenían facilidad de palabra y con esa herramienta se abrieron paso en la vida -incluso alguno terminó de presidente municipal, regidor y hubo un caso de alguien que llegó a la diputación local.
¿Para qué cambiar?
¿Para qué pensar?
Sixto Rodríguez canta, su música forma el espacio del camino donde rueda una troca destartalada, la carretera solitaria que se abre bajo el cielo nublado que anuncia la gran nevada. Las canciones de Sixto forman la imagen del regreso a casa, luego del trabajo.
Catalina, la autora del libro, dice que esta condición de imagen de lo escrito nos lleva a preparar la construcción de los enunciados, a evitar palabras que choquen y compliquen al posible lector.
Los maestros dicen: debes ser fiel al lenguaje de la página anterior -esta es la más grande verdad jamás dicha, lo demuestra La Biblia.
El principio de lo narrado lo forma el tono.
Se debe picar la curiosidad del lector con el tono elegido.
Desde ahí construir enunciados, frases, párrafos.
Vargas Llosa decía: idea por párrafo.
Pero esta expresión, aunque se escucha sabia, no lo es.
Encuentro dos puntos a debatir con la frase.

  1. Nada nos dice de cómo se forma la idea que se comparte con el lenguaje escrito.
  2. ¿Cómo se forman los párrafos potentes, memorables?
    En los 80 nos pusieron a repetir como pericos las frases de los maestros.
    Que eran Ley -lo que implicaba que, si escribías de otra forma, si te apartabas de aquel ridículo canon te excluían.
    Lo escrito tiene condición social porque en su reproductividad se mantiene en el tiempo. En la campaña presidencial pasada se puso de moda revisar la tesis de los políticos, se encontró que fiscales y ministras de la Corte plagiaron.
    Que una candidata presidencial plagió su tesis.
    La otra tuvo fallas, inconsistencias.
    Esto nos indica que el problema de los egresados de licenciaturas e ingenierías está en el lenguaje escrito.
    Son incapaces de transmitir sus ideas.
    ¿Qué hacer en un país donde sus autoridades se niegan a escribir?
    Como primera instancia será el aceptar la carencia.
    Aunque sea mal de mucho consuelo de pendejos, como lo asienta el refrán popular, será necesario dar ese primer paso.
    Porque el terror a la escritura se hereda.
    Escribir resulta una práctica cotidiana, que realizamos de forma pública en la escuela y en la casa.
    ¿Por qué ocultar lo público?
    Pues se hace, los políticos y gobernantes lo hacen.
    Hay cursos, talleres, tenemos amigos que escriben.
    ¿Por qué no bajar tres rayitas a la soberbia y pedir por favor que nos enseñen a escribir?
    El escribir es la herramienta con la cual haremos pleno uso de nuestras facultades y del espacio que habitamos -donde convivimos con las personas que amamos.
    __ For you time -Sixto canta, lo acompaña su guitarra con acordes que se arrastran por la ventana, salen y suben al cielo infinito. Al terminar, dice Sixto en afectado español a un silencioso auditorio, “gracias”.
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