17.1 C
Oaxaca City
lunes, marzo 10, 2025

La historia que celebra al gato

Reportajes

César Rito Salinas

Los males son aquellos que pueden tener
experiencia de la muerte como muerte
Giorgio Agamben, El lenguaje y la muerte

A la manera de E. W. Said, quien pedía que el ensayo se saliera de las citas y buscara primero el compromiso con las palabras vecinas y -desde ahí– recogiera el compromiso de enunciar, inicio la celebración del gato.

Será cuestión de acercarse a la ventana, mirar a la oscuridad que se extiende hasta la playa del río, por calles entreveradas que se elevan hasta el cielo.
Ella dijo quiero arrojar sobre tu cabeza las cosas que tengo en la mano, el pan, el reloj, la cartera; la dona de mis cabellos.
Será cuestión de perder el miedo a las palabras y decir aquello que cargas entre el pecho y la espalda, mientras danzan ligeras algunas flamas en la hoguera; buscan tu cuerpo, aprende a cuidar las plantas, a proteger tu sombrero.
Nunca lo aprendiste.
__La plancha, la estufa; la taza, la jarra del café, las pastillas, los lentes, el poema dijo ella.
En el cielo pasaron aeroplanos, lagartos, cocodrilos, zancudos con el radar puesto en tu sangre, tu sonrisa.
Él dijo te amo: -loca de ira dime que me amas; ella guardó silencio, se sumergió en el pozo del silencio.
La silenciosa noche envolvió a los dos que discutían. En la mesita dormía Alejo el sueño de los justos que, pareciera, mantienen la conciencia del deber cumplido.
Quién fuera Alejo.
Puede aspirar al descanso pleno que se extiende sobre y dentro de su mullido cuerpo: el alzar y bajar de su pelaje, cuando mueve su volumen con su respiración plena, reparadora, hace crecer la profunda noche.
Atrás del gato la ventana abierta deja entrar a la noche inmóvil, que corre y se desbarranca contra el cerro del Fortín hasta allá abajo, donde las luces de la ciudad revientan como luciérnagas.
Ella no volvió al patio a recoger sus cuadernos que se quedaron abiertos, desnudos.
Alejo duerme, nos acompaña en la noche de la escritura.
Las letras, esquivas y truculentas -hay un conflicto que nunca será resuelto- nos mantienen atentos al detalle, bien atentos al significado que llega desde una relación secreta entre los sonidos.
La letra profunda, mineral, opositora de sus sílabas.
Toda escritura viene de su principio, el conflicto entre los sonidos; la división silábica.
Ella dijo eres un mamón como mamones son tus amigos escritores y los que hacen el viejo escribir, como vieja se encuentra tu pinche sintaxis.
Alejo se mantuvo dormido, consciente de que el conflicto humano para nada le resultaba ajeno.
Él dijo amo tu cabeza en la hora de los locos.
Ella dijo estoy triste y esta noche tú no remedias nada.
Él, para recobra el amor hacia ella perdida en aquella terrible noche de la celebración de los gatos, contó la historia de los migrantes para ocupar un espacio en aquella cabeza enloquecida, para levantar el tiempo de la paz y los abrazos dijo la historia de los migrantes que se convierten en desempleados.
Ella dijo tú no sabes contar, ¿por qué cambiaste valle de lágrimas por tierra de lágrimas?
La mujer volvió la mirada hacia Alejo, que dormía plácido.
Ella dijo quiero dormir, no quiero pelear y acurrucó su cabeza en la almohada.
Resulta difícil callar, dejar el vicio de las palabras, suspender la impertinencia que nos hace abrir la boca. Las palabras impertinentes dichas a la hora en que ella pretende recobrar la calma.
Ella se sumió en un pozo lleno de silencio, repleto de signos intraducibles.
Él dijo necesito aprender a abrazar mi sombrero, aprender a cuidar aquello que me protege, la casa, los vidrios, el gato Alejo, las plantas que crecen junto a la ventana, ¿me enseñas?

- Advertisement -spot_img

Te recomendamos

- Advertisement -spot_img

Últimas noticias