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sábado, septiembre 7, 2024

La literatura nos lleva a la imitación

Reportajes

Quien diga que existe la originalidad miente.
Su lectura cambia el rumbo del viento, genera mareas, mar de fondo, enloquece el canto de las aves. Altera el rumbo de las estrellas que en la noche brillan sobre nuestra cabeza.
Por la tarde Zavala me compartió el PDF de un autor africano, me recomendaron este libro, dijo. Yo le había enviado por el Watts los cuentos completos de Dostoievski. En la fría tarde de diciembre recordé la propuesta de Piglia, la permanencia de la literatura viene de las pugnas que existen entre los grupos de amigos, las lecturas comunes, los autores compartidos que hacen la tradición.
Lo que conocemos como literatura es la cadena de presencias, que no influencias, entre autores de diferentes regiones, países, tiempos.
La presencia de los precursores.
Aquello que los Formalistas rusos dijeron la “literaturidad”.
Lo que se conoce en la pintura como “los problemas de la pintur”, cuando existe el diálogo -la acción dialéctica- entre “influencias”, en manejo del lenguaje pictórico ya abordado por un maestro, y que el alumno problematiza hasta darle otra solución que hace incrementar el precio de la obra.
De acá tenemos que no existe la llamada inspiración, ni las musas, ni un dios y su corte celestial que te guarde de la vida cotidiana y te lleve a elaborar la obra. No. Lo que conocemos como “literatura” es el producto del lenguaje escrito, “un uso específico del lenguaje”.
Y así voy, de Paz a Piglia.
Y a Julio Ramón Ribeyro, “estilo es cuando yo digo que tengo estilo”.
Un uso específico del lenguaje.
Ahora bien, ¿de dónde sale esa forma específica?
Ciertamente no de las intenciones, ni de las “ideas” ni de los “sentimientos” (Miguel Ángel no pintaba infantes rollizos de cabellos ensortijados porque esa figura lo “inspirara”, no, los pintaba porque ese era el lenguaje de la pintura de su tiempo). ¿De dónde vienen los textos con que se arma la literatura?
Del lenguaje escrito.
De apunte previo, de las notas. De la letra sin sentido.
Rulfo se pasab las madrugadas levantando un volumen textual, una producción. Ya escritas las páginas le buscaba un sentido a esa escritura, un significado que se pudiera compartir con los lectores.
Nadie escribe de la página 1 a la 150 de un tirón.
No, las páginas vienen de la brevedad, de segmentos, de cosas sin sentido.
Bioy Cazares tiene elogios al fragmento, cuna y madre de lo que conocemos como literatura.
Barthes habla de las tarjetas con apuntes, el mismo Onetti lo menciona.
Onetti es maestro de la narración qu se desconoce por parte del mismo autor, de aquello que se desconoce y se va revelando confirme avanzan las páginas. O de lo que no se revela nunca, el sentido oculto.
Lo que no significa, pero suena armónico.
¿Qué sentido tiene escribir sobre aquello que ya se conoce?
Ninguno.
A más eso sería el lenguaje del periodismo, la forma literaria sin ficción.
Un documental.
De las tres tradiciones literarias (inglesa, francesa, rusa), siguen las vanguardias.
Hay una vanguardia latinoamericana. Inicia con Macedonio Fernández.
La literatura norteamericana, que arranca en la costa atlántica con Nathaniel Hawthorne y Herman Melville, se divide por áreas, así tenemos la escritura del Mississippi, tan relacionada con nuestra tradición latinoamericana por su conexión con el Caribe, cuna de nuestro español.
Y esatá esa parte de la producción industrial del mundo moderno, la figura del editor, del autor y las colecciones, las editoriales, los títulos y premios que funcionan como modo de producción, para generar riqueza.
La pandemia de COVID nos dejó una presencia, la amplia circulación de textos en formato PDF, lo que es de agradecerse. Porque de esa lectura se armará la tradición literaria de nuestros pueblos y comunidades.
Al participar de esa circulación gratuita de los textos nos ubicamos dentro de un circuito marginal, de aquellos que no pueden acceder a los repositorios del Kindle.
Ahora nos llegan los libros de autores africanos, anglófonos y lusitano-parlantes que tienen que ver con autores que son su punto de arranque, la vanguardia latinoamericana.
Las vueltas que da la literatura, navega por isocorrientes, se extiende sobre isotermas.
Bien. Lo dijo Víktor Shklovsky, sabemos cómo se formó el Quijote, viene el tiempo de abandonar la aldea para regresar a la aldea con más preguntas.

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