César Rito Salinas
La última vez que pensé en quitarme la vida fue a la edad de catorce años.
Un viaje, la construcción de ciertos edificios en la ciudad, tu mirada lograron sacar de mi cabeza aquella idea.
De aquel tiempo a la fecha me mantengo ocupado.
La soledad y mi timidez registraron mi nombre en el ejército, tuve tiempo para observar la aniquilación de los tranvías, la ciudad con aguacero, al paso de los cines rumbo a los cementerios. La cara de huérfano me hizo probar alcohol y mujeres, pendencias.
El cuerpo es grande, el hombre necio. Y por ahí en la sombra existe siempre un dios protector de los ebrios, que nos guarda y nos cuida.