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lunes, septiembre 16, 2024

La luz que entra a la sala por el lomo de los gatos

Reportajes

César Rito Salinas
1
Vuelven los gatos a entrar por la puerta, como el sol.
Como las moscas como el aire de la tarde que agita la tela de tu vestido. Hay algo de fragmento, de imagen congelada en la memoria que entra a casa y se instala en el sillón como un invitado. El gato camina entre tus piernas, hay algo eléctrico en sus ojos.
El gato caja de alimento junta las patas delanteras sobre tus pies, alza la mirada y contempla el mundo como cuando se recuesta en la ventana. Entra el sol por la puerta, tú caminas para espantar las moscas, el gato y yo vemos desde la sombra la claridad de la luz que pasa entre tus piernas y el vestido.
2
Hago mi casa en otro sitio, levanto mi escritura con tu imagen. Anoche me llevaron al cerco entre Caléxico y Mexicali. Ahí pude a ver a hombres de ojos enrojecidos agazapados al pie del cerco; como tejones junto al gran árbol, sorprendidos en su intento nocturno por alimentarse.
3
Levanto mi escritura, empuño el marco texto de cera azul. La banca en la calle espera al hombre libre de pecados que sale de catedral. Un cielo azul recibe al hombre en la pureza de su alma maquiladora.
4
Levanto el marca texto contra la luz, apto para subrayar la escritura. Yo tenía un poema, lo perdí en la playa. Tropelía, escritura que deja la hormiga sobre mi mano. Aforismos, armatoste de calores.
La cera azul del marca texto deja su huella en la página siguiente. Hacer la escritura en una ciudad desconocida, fumar la combinación de tu tabaco, sentir en la mano la tibieza de la pipa como primera operación de la soledad sobre la geografía.
Sacar de los libros de personajes solos la receta para el almuerzo. Sacar recetas de comida de películas que pasan en la televisión. Tú imagen se esconde tras el biombo iluminado con la figura de un gato contra la luna.
5
El aire fresco llega con la música. La carcajada del girasol, donde ella se encuentra no manda capitán, ruge el león. Ella león, cuchillo de buen acero enterrado en una esquina del patio para llamar a los amigos, espantar la lluvia. Los calzones se suicidan en lo alto de tus caderas, pertenecen a una nación que idolatra tu jungla. La piel es un océano donde se distinguen gotas de sangre. El gato sabe que el océano puede ser cortado por mil cuchillos. Pon una piedra pequeña entre el paladar y la lengua, te quitará la sed. Reforma, México, Bravo, las calles de Mexicali.
6
Ella dice: Señor, soy un gato. Pone rostro severo, maúlla. El autor actúa por restas; el lector por sumas. Restar palabras suma imaginación a la vida, fertiliza el ciclo. Suma y resta levanta la imagen de tu vestido rojo con bolitas blancas. Al gato Catrín le va algo mal en esta vida. A tierna edad sufrió rechazo de su madre; al crecer, la rueda de un camión le partió la cadera. Tiene el pelaje negro, carece de suerte con los vecinos; todo lo hace tímido, huraño.

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