Por Rodrigo Islas
La tierra que te abraza, que te lleva, que se busca a si misma en su dolor, en su canto de esperanza y desaparición. Laura Vera en su danza libre coreográficamente deudora de los pulsos de un universo que va entre el arraigo y la abierta contemplación de un tiempo frágil y hermoso, y Eduardo Farrés con sus baladas de guitarra, sus líricos cánticos buscadores de fervor y sus textos poéticos celebratorios de fiestas y tempestades, componen en “El signo de la mariposa”, un viaje que hace por averiguar qué le pasó al origen. ¿De donde salió esa emancipada cadencia del alma pasajera qué se deslinda de un país que ya se acostumbró al horror?
Presentada dentro de la muy variopinta programación del Primer Festival de Danza y Sanación de la ciudad de Oaxaca, la más reciente pieza escenica de este matrimonio de artistas afincados en una verde Antequera que baila y que canta, ronda todo el tiempo sobre esa consecuencia en la que la vida se preserva de lo agreste del mundo . En donde las madres buscan a sus hijos desaparecidos al tiempo que indagan sobre el arrullo de los árboles, de los soles, de la yerba que se mueve en el celo de las palomas y las tórtolas. En donde la gente planta cara a la corporativa devastación de las mineras y también le sobra el fuelle para bailar un fandango donde los hijos de nadie y de nada se conocen y enamoran.
El amor se expande en el aleteo de esta mariposa, en su desnuda identidad radiográfica de una certeza que quema, construye y habita, en sus tambores, en sus sombras, en sus viñetas de travesía por un campo que carga el peso de la música , que lo sustenta, en sus escenografías multimedias con un sorgo rojo que las trata como un farol, que las enciende, en las décimas repentinas del ganador del Grammy, Fernando Guadarrama, que hablan de encontrarle las olas a la madera,
Buscando tal vez esa “sanación” de la que habla el naciente festival coreográfico que le ha dado escenario (y en el que también se han presentado increibles propuestas dancísticas de Reino Unido, Japón, Alemania, Israel, Corea del Sur, Francia, Grecia, Italia y México que ciertamente merecieron una mejor difusión) , El Signo de la mariposa es un instrumento vivo y raudo con el cual se combaten a esas crueles bocas que sólo hablan de tormenta, justo en esa tierra oscura qué todo el tiempo se transfigura ya en pesadillas que se cruzan con las plagas, y qué hoy a traves de un cuerpo que se mueve y que se altera, puede conocer la luz.
