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sábado, septiembre 7, 2024

La noche de los gatos

Reportajes

César Rito Salinas

Algo ágil, que no se sienta pesado al momento de leer.
El tema podría ser una forma de ver lo sencillo en la escritura, pero no veo que se lo básico.
¿Qué será lo básico en las letras?
La forma, la construcción -el tono en que se presente el tema.
¿Cómo sería eso?
En un principio asumir que el que escribe poco importa al momento de que alguien, una señora, un señor, una joven, un adolescente; un viejo, se acerque a las letras y -como jugando- se quede a ver en qué terina este chisme.
¿Entonces se escribe por restas?
Se lee por restas. Se escribe bajo cierta preceptiva de la tradición de autores que decidimos leer..
¿Cómo sería eso?
La palabra de los maestros, que son los que llevan más horas de vuelo en esto que se conoce como las letras, el chisme.
¿De qué va eso de la preceptiva?
De pegarse a una forma de la escritura ya conocida, que ya está en circulación. Se le conoce como tradición -se divide por países, lenguas, generaciones, movimientos al interior de las letras, ideologías políticas o el feminismo: por siglos.
Por ejemplo, en esto de sumar las letras, levantar el chisme, la preceptiva señala que el lector deberá buscar el tema entre los cientos de palabras, pero no habrá de confiarse de esa regla. Hay escrituras que salen por qué sí, sin tema. Y el que sufre con eso es el lector, que es quien abandona la lectura y se va lamentando su suerte por su educación de proletario, pegado al sentimiento de culpa por abandonar lo emprendido.
Bien. Ya.
El tema no importa, importa la economía de palabras.
¿Y cómo es eso?
Parar ya de ser verboso, buscar aquello que decían Paz y Truman Capote, “con el mínimo de recursos, presentar el lenguaje de forma sencilla”.
“Como las aguas que corren por el arroyo del campo”.
Todos escribimos, ¿qué gracia le podría encontrar a lo escrito por alguien de forma sencilla?
No lo sé, el lenguaje es un misterio. Economía de palabras y lenguaje claro para llegar a conmover.
Si.
Generar la forma encilla de la presentación de la idea.
Ya te metiste en problemas, tienes que explicar cada término: forma sencilla, idea, presentación.
Bien, ya entiendo. Hacemos la lectura por malformaciones, en la infancia nos formaron personas que no tenían la práctica lectora y asumimos con una santa inocencia que uno tiene la obligación de terminar de leer el libro que comenzamos a leer.
No dejar el libro por mitad.
Si, exacto. Este uso práctico de la lectura nos lo impone nuestra condición de pobreza, ¿recuerdas la frase de tu madre cuando intentabas levantarte de la mesa sin terminar de comer el plato?
Si, lo recuerdo, “no te levantas hasta que termines lo que te serví”.
Si, la madre; y leer no debería ser una obligación, hay tipos raros que escriben libros de seiscientas o novecientas páginas. Y ahí tienes a los pobres plebes con los ojos irritados, repitiendo en su cabeza las palabras de la madre: no dejes a la mitad lo servido.
Con lo que respecta a la lectura nadie debería obligar nada, menos la madre, el padre; los abuelos. Solo trasmiten a los niños sus prejuicios, la ignorancia que cargan por la mala educación que recibieron.
Entiendo que para cada generación existe un lenguaje, y ahí tienes a los viejos con las taras que le dejaron en su cabeza la mala educación.
Si, pobres.
Los chavos, las morras deberían mandarlos a la chingada, porque no saben nada de lo que dicen, de lo que dicen saber.
Tocaste el punto, la mala educación sobre la lectura se repite en la familia, generación tras generación.
Los padres son ridículos, quieren imponer autores de leyeron en la juventud, en su tiempo de la preparatoria. En las letras, de esta forma se perpetúa la basura, por las buenas intenciones, los buenos consejos de los mayores.
¿A dónde va esto?
A la escritura, que tiene que ver con la lectura.
Ah, amplía.
Si, mira: las letras jalan a las letras, nadie tiene en la cabeza más de quinientas palabras, ¿de dónde crees que salen las palabras utilizadas por los escritores en los libros?
¿De su preparación?
Mis ojos, nada de eso es cierto, el lenguaje escrito viene del lenguaje escrito, de la práctica lectora. Las letras vuelan por el lomo de las letras, sin referencias. Cuando escribes y abordas cualquier tema se hace por primera ocasión en el mundo, como lo dijo Hemingway.
No entiendo.
Se escribe por oído, por repetición, por plagios; y para escuchar no se necesita la memoria, el acervo. Las referencias escritas son lo que limita la escritura ágil de los morros. Pero ya las chavas salieron de eso, porque ellas son su propia referencia.
Interesante.
¿Habrá que tirar todo lo leído a la basura?
Nada de eso, habrá que leer con el rabillo del ojo. Descartar las obligaciones, los maestros; permitir que la práctica de la lectura sea el ejercicio de tu libertad, algo que te nazca de las bolas -no lo impuesto por los viejos mierdas.
Como un juego.
¿Te puedo hacer una pregunta?
Si, claro.
¿Qué hace tu gata en el escritorio?
Nada, ella es la encargada de cargarme cuando me pongo pesado con las letras; la gatita se enfada y me tira zarpazos; cuando lo hace entiendo que ya es el momento de poner el punto final.

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