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sábado, octubre 5, 2024

La poesía, un bien de primera necesidad en la ciudad comercial: Alan Vargas

Reportajes

César Rito Salinas

Esta noche en la Biblioteca Henestrosa tendremos la oportunidad de recibir respuestas a las preguntas que por tanto tiempo nos hacemos o nos hacen nuestros seres queridos, la familia. ¿Qué es la poesía? ¿Qué es un/un poeta? ¿Por qué leer un libro de poemas? La Biblioteca Henestrosa presenta, esta noche (19:00), el conversatorio El oficio de editar poesía donde participan Ana María Chagra, Alan Vargas y Virgilio Torres Hernández. Sobre el oficio de editar poesía surgen, por parte de los lectores, muchas preguntas. Este es el cuestionario que respondió para E20 el poeta Alan Vargas (1992), originario de Oaxaca, editor en el Volador ediciones, Luz & Sonido eds. y coordinador de talleres literarios.

 – Escribir poesía en Oaxaca, ¿cuál el riesgo de intentarlo en una entidad marginada?

 – La poesía, en términos ideales, tendría que ser un bien de primera necesidad, digamos que un producto incluido en la canasta básica. Esa sería la perspectiva utópica, que todas las personas pudieran consumir poesía con la mayor frecuencia; pero, en la realidad, me parece que la poesía circula -ha circulado- en una cierta zona. Hay un circuito, un espacio, lugares donde la poesía circula y estas personas tienden a estar a contracorriente, contrasistema.

Se espera que la poesía, por su cualidad de ente inconquistable, es decir que no responde nada más que así misma, genere ciertos vínculos en espacios independientes. En respuestas. Como zonas que tratan de combatir este sistema preponderante que tiene como característica la actividad comercial, mercadotécnico, financiero, etc. 

En ese sentido la labor editorial es la de un facilitador, alguien que constantemente trata de apuntalar, de cubrir esta necesidad de llevar la poesía a las personas. Pero siempre está la lucha; esta actividad tiende a desarrollarse a contracorriente, trata de sortear vericuetos, obstáculos que el propio sistema impone.

– ¿Cuál la experiencia de editar poesía en esta ciudad dedicada al turismo? 

 – Definitivamente he observado un cambio, en estos diez años con el oficio de editor. Hoy en día hay auge, movimiento de publicaciones; la proliferación de editoriales independientes también apoya este auge, al igual que el avance de la tecnología que te permite realizar tirajes pequeños a bajo costo. Estas condiciones hacen que la producción literaria esté presente cada vez más. Y esta presencia democratiza la actividad de la publicación.

– ¿Es viable la edición de libros en la ciudad?

– Hay un fenómeno que ocurre: a mayor proliferación de proyectos editoriales y de autores es posible que muchas sean serias, comprometidas, y muchas no tanto. Esto es parte del andar de una ciudad que pone en su centro la labor literaria, el trabajo de hacer poesía. Es responsabilidad de todos los autores y todos los editores es el profesionalizarnos, desde la perspectiva crítica poner a prueba la capacidad que tenemos de hacer este trabajo, en cuanto esto esté presente en el trabajo de los autores oaxaqueños podemos hablar de la existencia de una literatura oaxaqueña de carácter nacional o internacional. Con el tiempo podremos hablar de una escena literaria oaxaqueña bastante nutrida, bastante sólida. 

Sobre la viabilidad de publicar poesía en la ciudad resulta un trabajo arduo; es difícil el aspecto financiero, pero es posible publicar poesía y mantenerse funcionando. Es viable.

El editor funciona a la manera de curador, trata de expresar sus propias lecturas. En ese sentido la labor es constante, se tiene que ponderar esa labor. Una ciudad como Oaxaca tiene una producción constante de poesía; cuando un libro se publica se busca a través de ciertos mecanismos que sea pertinente, que toque a los lectores, es lo que se busca.

– ¿Estamos frente a un auge de la literatura local?

– Sí, creo que es innegable, hay muchas personas que están publicando, esto es importante. La otra parte importante de la ecuación también necesitamos lectores más críticos, sin pretender decir profesionales, pero sí lectores más críticos. Cuando la literatura sale al público y se lee, el trabajo editorial termina su ciclo cuando los lectores lo leen y de esta forma se logra que esas obras se olviden o se incluyan al corpus de la tradición literaria., la tradición de una literatura.

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