César Rito Salinas
Leer en voz alta hasta cortar el aire con flores de la Pasión del Señor, obtener cubos de gelatina entre los sonidos y el aire, ordenarlos con las manos sobre el espacio, frente a los ojos de los que escuchan.
La palabra es la primera mirada, el primer orden.
Siempre obtengo un cubo que tiembla en la palma de mis manos, de color amarillo, como la mejilla del hombre que tiembla ante el monstruo, el mar, la marejada.
Puedo cortar el cubo con mis dedos, todo está en la convicción, llevar los trozos a mis labios ante la mirada sorprendida de quien me escucha leer poemas en voz alta, que me mira meter el cubo en la bolsa de mi camisa y salir a caminar, con la sonrisa del refugiado que sale libre de la comisaría, feliz como flor pegada en la solapa.
Elije un sitio del lugar donde vives. El parque público donde crecen los árboles sería buen sitio.
Elije una tarde de calor que barrunte tormentas, puede ser agosto. (El calor viaja pegado al cuerpo, como lenguaje que te desnuda.) Elije en medio de la gente un gesto de tu rostro.
Tómate la foto.
(La fotografía de tu rostro es el lenguaje en medio del tiempo adverso, podría ser agosto.)
Elige la fotografía de María Sabina. (La eternidad del cigarro que arde entre las arrugas es el lenguaje del viento que toca tu cuerpo.)
Sobrepón la imagen de tu rostro al rostro de María Sabina. (Las fotografías superpuestas son el lenguaje de la añoranza, el licor que te consume como la ausencia.)
Pinta los ojos superpuestos de rojo, amarillo -como la plantilla que anuncia el sitio de la comida rápida.
Regresa a tu casa, llegarás con las manos pintadas con el color de todos los rostros.
(Acción y lenguaje.)
La política pública de gobierno se cuantifica por el número de kilómetros de banqueta pavimentada, metros y metros de falso progreso.
La cámara de seguridad registra lo que ocurre en la banqueta durante la madrugada.
Los árboles se abren paso entre la banqueta como eficaz zipper.
Un presidente de la república mandó importar jacarandá del Brasil, para llenar de flores el piso de las banquetas.
Los árboles de la banqueta como plataforma político electoral, contundente difusión para obtener el voto urbano.
El comercio organizado defiende la banqueta, su espacio de trabajo.
El cristal de los escaparates manda besos apasionados a mujeres y hombres que caminan en la banqueta.
En la adolescencia, las más agradecidas cervezas se beben a nivel de la banqueta.
La banqueta como único sitio de transgresión, irreverencia.
Hagamos política, salgamos a la banqueta a pararnos en la punta de los pies, repartir apasionados besos a la gente que pasa. Camina alejada de la banqueta