César Rito Salinas
Ella habla mientras observa la lejanía, donde corren valles, nubes en el cielo claro que se pierden entre la cima de los montes lejanos.
- A este paso en los pueblos solo habrá fantasmas, casas abandonadas entre abrojos, dijo La mujer antes se sumergir su mirada entre los sembradíos de maguey que crecían entre unidades habitacionales.
Aquí trascribo en breve síntesis sus palabras.
- En mi barrio hay dos velorios. En la punta de la calle una madre llora a su hijo narco. En el otro extremo una mujer joven vela a su marido marino militar, muerto en la lucha contra el narco.
- En la calle de mi barrio todas las tardes juegan pelota los niños.
- El olor del copal se fuga en cada extremo de la calle, se esparce bajo un cielo distante.
- Mañana a la misma hora serán los dos entierros. La vieja historia de las familias que se cruzan en el duelo con ojos de pistola volverá.
- Una noche los dos finados enamoraron en vida a la misma joven de ojos grandes y pechos diminutos, dientes chuecos.
- Los dos bebieron la primera cerveza de la adolescencia. El mismo cielo contempló a distancia a los jóvenes que salieron a orinar largo y tendido mientras sonaba la música en la enramada.
- En la noche del velorio sueño con zopilotes que abren sus alas como branquias de peces.
- El crimen paga, cientos de jóvenes causan alta.
- ¿Pagará la Armada de México tanto como para enrolarse y perder la vida a su servicio?
- ¿Cuándo inicia el conteo de los nueve días del finado? ¿Cuándo muere o cuando lo entierran?
La entrada a la ciudad ya se miraba cerca, se podía distinguir entre el viento las luces del semáforo.
- En la esquina bajo, chófer -dijo la voz de la mujer.