César Rito Salinas
A ella le hablo del perro que tuve en la infancia.
Ella me habla de su padre.
Yo la escucho, en sus dedos brinca el trompo de colores, que gira y gira y no se desplaza, la puya de acero se atasca, saca chispas entre las piedras, se hunde.
Cuando amanezca diré tu nombre.
En la calma eres como la bendición de mi madre cuando me marcho, me acompañas. Jugamos el juego de los espacios ocupados. Que nada ni nadie te robe la atención, ni el gobierno ni la política; ni la extinción de las especies, ni la policía, la maldita policía. Entonces asomaré a la ventana, andarás por el patio junto a las flores, el columpio.
La salud excluida.
Como edificio del siglo XVI, que contiene la música, danzas, polkas y mazurkas.
Giras, danzas.
La salud excluida.
Todo dentro de la calificada normalidad.
Yo la escucho llegar, de sus labios nace la sombra.
¿Puedo elegir estar dentro o fuera? Relumbra la ecuación centro/periferia. Aquí no hay elección, o te integras o te arrastra la corriente. Ella propicia el combate. La patria se funda entre su sonrisa. Quien decide estar fuera califica como externo. El que está dentro pierde dignidad (la gente por la integración lo pierde todo).
Habitas en mi sueño, como el perro de la infancia. Ocultar y ocupar, llenar de formas el espacio vacío que se habita o se contempla. Ocultar y ocupar, sinónimos en la práctica. Se ocupa y se ocultan las pasiones que hacen los recuerdos. Eres la continuación de lo profundo (escucho el mar, pero bien sé que estoy dentro de un caballo que galopa en la playa). Ya vendrá la guerra.
La hora del tiempo descompuesto.
Cuando ella se enfada incendia la punta de sus cabellos. Esta es la patria de colores y palabras. Lo sustantivo. Lo que pertenece. El sujeto. El objeto. Complemento directo. El signo. Lo que refiere. Lo que relaciona. Ésta no es la tierra del verbo. Aquí perdemos la memoria de toda acción (sólo la escritura falsamente nos otorga la acción). Grito: Aladino, ven acá. Nadie responde, será que aún creo en los cuentos.
En la ciudad camino saltando charcos de la lluvia. Tiempo del desafío, las pocas fuerzas. Tú leyendo aforismos. Al existir un flujo permanente de información cualquiera se atreve a desafiar. ¿No entiendes que antes de iniciar el combate habrá que pasar por la báscula? La báscula es el Dios que rige el combate. Sabiamente designa a los contrincantes para no pelear contra invencibles.
La humedad crece entre los huesos, dice tu nombre. Escribe y olvida, los que escriben y recuerdan son fantasmas. Nunca podré escapar de ti, eres la ciudad y su aguacero. Café para beber el propanol. Galletitas dietéticas para el Diablo. Música de las danzas para componer la mala salud. El aire del patio es bueno, mejora la tristeza, hay testimonio. Cerveza tibia con pastilla contra la diabetes.
Quetiapina mandó la doctora.
Toda mi soledad es marina, buscaré amparo para mi duelo entre los montes. El cielo se hace presente cuando una mano en la distancia se levanta y saluda. Entre paredes de agua despierto como dentro de un espejo. De aquí no sales. Contenidos, contenedores constantes. Contenidos.
